En el seno del Comité Olímpico Dominicano, tras la salida de Francisco Camacho del Ministerio de Deportes, se está “cocinando” una nueva crisis, quizá con más calado y envergadura que la que se produjo hace unos meses, con la que fueron afectadas unas siete federaciones.
Los inconvenientes, que nunca fueron subsanados, aunque se decía lo contrario, han tomado un nuevo giro peligroso por una especie de “desprecio” hacia personas que estaban ligadas a la pasada administración de Miderec.
Ahora, tras la salida de Camacho, un grupo que “apoyaba” fehacientemente su política, ahora se voltearon, y le están haciendo “ojos bonitos”, a Kelvin Cruz, en la creencia de que éste tiene como tarea primordial, eliminar de cuajo todo vestigio de la pasada administración.
El oportunismo, el chivateo y el tumba polvo han sido elementos que históricamente han subsistido en el deporte, incluso muchos, expertos en esa mala práctica, han alcanzando altos cargos dirigenciales sin tener la mínima capacidad.
Es una lástima que esos elementos sigan teniendo presencia y poder de decisión en altas esferas del deporte, al que le han hecho un daño irreparable.
He escuchado al ministro Cruz, en los encuentros que ha sostenido con varios sectores, hacer hincapié en la unidad y confraternidad.
Sin embargo, si desea alcanzar esos objetivos tendrá que hilar muy fino y evitar a toda costa escuchar y hacer caso a esas fieras hambrientas, expertas en chismes y confrontaciones, que lamentablemente abundan como la verdolaga en todos los sectores de la sociedad dominicana.
Vamos a esperar cuál será la política que se implementará y el camino que se piensa recorrer, para ver si se puede extinguir de una vez por todas estas lacras que pululan en el deporte.