Los cazadores de la política
Hay un cuento, para mí muy divertido, sobre un cazador que andaba por los predios de un lago, en el suroeste de la República Dominicana, donde agotó varias jornadas sin siquiera pescar una gripe.
Un poco cansado, el cazador comenzó a recorrer la entonces carretera de piedras en los alrededores del lago, cuando de repente vio, a poca distancia, dos tórtolas que comían piedrecitas a mitad del camino.
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Pero el cazador se dio cuenta de que apenas le quedaba una sola munición en el riflecito Benjamín que portada.
Sin embargo, decidió disparar a una de las dos tórtolas a ver si por fin no se iba en blanco en aquella cacería solitaria.
Se decidió por disparar a una de las dos tórtolas y accionó el gatillo. El balín chocó contra una piedra que había entre las tórtolas y se dividió en dos, matándolas a ambas.
En la euforia derivada por ese golpe de suerte, el cazador no se dio cuenta de que estaba al borde del lago, al cual cayó tras un resbalón, con tan buena suerte que dos o tres peces de mediano tamaño se metieron por el cuello de su camisa, con tal presión que reventó un botón y mató un pato que iba volando.
Hoy día existen muchos cazadores, pero políticos, que aspiran tener la suerte de su colega de la historia.
Son aquellos que andan detrás de pequeños adversarios, para sonsacarlos y a base de dinero y otras prebendas atraerlos hacia sus respectivas organizaciones, que justamente por eso han perdido la moral, igual que los que venden sus conciencias al mejor postor.
En ninguno se puede confiar, pues tan repudiable es el corrupto como quien corrompe. Sería ideal que ninguno logre tres piezas con un mismo disparo.
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