El boxeo olímpico nunca ha dejado de confrontar problemas con sus organismos rectores, producto de que una gran proporción de los involucrados en el nivel aficionado, tienen mucha ligazón directa o indirecta con el profesionalismo.
Ello ha tenido graves consecuencias para el normal desenvolvimiento de esa disciplina, al punto que la Asociación Internacional de Boxeo Aficionado, conocida por sus siglas en inglés como la AIBA, fue suspendida en 2019 de cualquier ligazón con los juegos de Tokio 2020.
Esto originó que el Comité Olímpico Internacional ampliara la sanción, dejando fuera al boxeo, hasta para los Juegos Olímpicos de Los Angeles 2028.
Sin embargo, los ejecutivos de la AIBA todavía tienen unos meses para presentar un informe que deje claro que se están y se seguirán tomando las medidas “moralizadoras” de esa actividad al nivel aficionado.
Hay que recordar que el mayor escándalo detectado por el COI ocurrió en 2016 durante los Juegos Olímpicos de Río, cuando árbitros y jueces recibieron dinero para dar fallos favorables a púgiles que “pujaba” la mafia.
Es una lástima que el boxeo, sin lugar a dudas, uno de los más populares del mundo, y que en los últimos años ha venido tomando fuerza al nivel de aceptación pública, todavía no haya podido lograr salir del todo de esta penosa situación.
Empero, todo debe quedar solucionado en un breve lapso, en especial tras el retiro de directivos de la AIBA cuyo periodo más tenebroso se produjo en 2017. Los cambios no pueden esperar, porque el boxeo en general, así lo requiere.