Vista de la cañada y las condiciones viales, donde apenas fueron delineados los contenes por el primer alcalde Daniel Lois.
Santo Domingo.-“Estamos hartos, vivimos como los puercos; para salir de aquí es con los pies llenos de lodo, pagamos impuestos, tenemos derecho a una vida digna y el dinero que le entra al Estado no debe ser para un grupito”.
La indignación de Elpidio Luciano Santiago, en el sector Los Arqueanos de San Felipe de Villa Mella, municipio Santo Domingo Norte, es fruto del sinsabor general que expresan los moradores de allí ante la falta de agua, asfaltado de calles y rescate de la cañada que bordea el lugar, así como de un centro educativo que acoja la totalidad de los estudiantes.
Igual intentan construir una pequeña iglesia -en base a colectas- para ver si “implorándole a Dios”, desde allá, las autoridades escuchan sus clamores.
Roberto Medina, presidente de la junta de vecinos Los Trinitarios, mostró junto a Luciano Santiago y María Elena Méndez la deplorable situación que registra el entorno creado en 1995, que cuenta con unas 15 mil familias.
“Este es el peor de todos los barrios de Santo Domingo Norte, al extremo de que el alcalde René Polanco dice que por tener tantos problemas no nos puede auxiliar, porque carece de recursos y va a ver si Obras Públicas ayuda y nos saca de la pobreza extrema”, refirió Medina.
Compran agua
Aunque les colocaron grifos no les llega el agua, y se ven obligados a comprar a diario tanques a 30 pesos para el uso cotidiano, y botellones al granel a 25 pesos para el consumo.
Medina explicó que hay una bomba en Mata Los Indios, y cuando suelen enviar algo del líquido llega contaminado con aguas cloacales, debido a que las tuberías están rotas.
“Tenemos una cañada que da pena, cuando llueve se rebosa y bajan todos tipos de plásticos y desechos, que atentan contra la salud del barrio”, enfatizó el comunitario.
Maria Elena Méndez, miembro de la Iglesia católica, además de pedir el rescate de la cañada, se quejó de que no tienen qué ofertarles a los jóvenes. “Ni siquiera donde dar una catequesis, eso hace que delincan”, añadió.
Plantel está segmentado
La única escuela básica Los Trinitarios,en la calle Adolfo Olivero n.º 12, apenas cuenta con cinco aulas para una población de 1,500 alumnos, dispersos entre dos locales más, y en los tres casos las condiciones son deprimentes. Zoila Mateo, quien dirige desde este lugar los tres grupos, explicó que se vio precisada a quitarle la luz a los que están en el garaje de la calle Ramón Matías Mella porque todos los fines de semana le robaban los alambres.
Los niños toman clases casi a oscuras a plena luz del día y con los chorros de sudor por la falta de abanicos. El techo de zinc y madera los mantiene al filo del peligro.
No tienen agua y como habrán de suponer: los baños son un desastre. “Ante la necesidad que tenemos, el Ministerio nos rentó otros espacios; no tenemos luz ni agua, a veces el alcalde nos manda camiones”, comentó Mateo.
Especificó que sólo abarcan de inicial a octavo, y reconoció que no cumplen con la calidad del currículo por las limitaciones.
Gran parte de los estudiantes no continúan los estudios ante la dificultad de ir a la escuela Ramón Matías Mella al bachillerato.