Desde hace más de diez años el nombre de César Emilio Peralta, mejor conocido como César el Abusador, rondaba de boca en boca y de mesa en mesa en el Gran Santo Domingo y Santiago.
Se sabía de su existencia, de que se movía con gran libertad y que tenía una gran habilidad para no ser molestado por las autoridades.
Siempre fue subalterno, incluso hoy tiene al menos dos figuras que están por encima de él.
En su mundo se le reconocía por ser un “gozón”, por exhibir en demasía el bienestar adquirido, conducta que puede que sea aplaudida pero no es bien vista.
Este extraño personaje “estaba en todas partes pero no salía en el radar”.
Estuvo en medio del fuego cruzado en una disputa de un trono que dejó vacante una extradición, pero al final no salió lesionado y supo arrimarse al bando triunfador.
El Abusador articuló una extensa red de “amigos” a los que sedujo con su forma fácil de compartir dinero e influencias, lo cual lo convertía en inalcanzable para la tímidas manos de un sistema judicial que en los grandes casos requiere de un empujón externo.
El observador del Norte estaba más interesado en Cabrera Ruiz, Rizik, Toño Leña, los familiares de Florián o los remanentes de Quirino que en lo que podía representar los reyes del microtráfico El Chino y el Gringo o este exhibicionista.
Con más detenimiento lo miraban los Europeos, donde el kilo de cocaína tiene mayor valor y las posibilidades de “coronar” son mayores.
El Abusador saltó a la “farándula” luego del atentado contra David Ortíz, pues el gran público empezó a sospechar de él y a descubrir la enorme fortuna que había acumulado. Dejó de ser un fantasma para convertirse en un espectro que anda arrastrando sus cadenas.
Pero cuando verdaderamente empezó a ser pieza de interés en el radar fue cuando hace dos años empezaron a sospecharse de algunos comportamientos extraños en actores del Consejo del Poder Judicial y empezó a halarse un hilo que lo ponía a él en un extremo.
El abusador pasa a ser protagonista de una nueva saga, similar a la que se vivió cuando Florián, Quirino o Figueroa Agosto, pero no crean que será el final. Una eventual captura y extradición suya será solo un nuevo inicio, con otros protagonistas porque seguirán intactas las razones que permiten el surgimiento de éstos “abusadores”.