El que ganó, ganó; y el que perdió, perdió. Eso lo comprende todo el mundo.
Lo que no entiende nadie es el misterio de los 3,000 “técnicos” especializados en el manejo de los equipos electrónicos de la Junta Central Electoral que renunciaron simultáneamente minutos antes del inicio oficial de apertura de los colegios electorales en todo el país.
Se dijo que el propio presidente de la JCE salió en busca de sustitutos. Pero uno se pregunta, ¿a quién se le puede ocurrir buscar un sábado en la noche 3,000 técnicos para empezar a trabajar al día siguiente a las 6 de la mañana sin entrenamiento previo?
Las elecciones se efectuaron, de todos modos, con o sin esos técnicos, y nadie se preocupó por ello. ¿Quién organizó y coordinó esa dimisión en masa? ¿Quién les pagó, y cuánto? Nadie sabe.
Solamente me llegó a la mente aquel popular anuncio que terminaba con la pegajosa frase “Este es un país muy especial”.
Mas, para avalar el decir popular que sostiene que de lo malo siempre se puede sacar algo bueno, aprendí que nuestro país cuenta con más técnicos electrónicos que cualquier potencia mundial. ¡Porque 3,000 personas son mucha gente!