Loma Miranda

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David Alvarez

Este año de sequía en el Caribe ayudó a sensibilizar a todos sobre la necesidad de un medio ambiente favorable a las lluvias y la preservación de agua potable.

La combinación de sequía y minería en Loma Miranda ha movilizado a miles y miles de actores sociales de diversos ámbitos para impedir la destrucción de esa zona.

Es un gesto puntual, valioso, pero limitado.

La minería, especialmente la realizada a cielo abierto, es un grave riesgo en nuestra isla que carga con un grave déficit medioambiental, más del lado haitiano, pero no tan bien del lado dominicano.

Con una población de 20 millones no poseemos la suficiente zona boscosa y el grado adecuado de foresta en las montañas para generar suficiente agua potable para toda la población.

Además necesitamos ampliar la infraestructura para el manejo más racional del agua potable, tanto a nivel rural, como urbano.

Los alegatos de ganancias que proveerían las grandes mineras a las comunidades y el Estado deben ser contrapuestos al costo de seguir perdiendo espacios para la generación y conservación de agua.

Necesitamos más información científica sobre el ecosistema de la isla y su capacidad para producir agua potable, y una política a corto, mediano y largo plazo de inversiones pública y privada para su uso racional.

El llamado ecologismo sentimental no siempre ayuda, aunque es un excelente generador de conciencia medioambiental.
Las ganancias presentes pueden perjudicar el futuro. Definitivamente el agua vale más. Hay que preservar ecológicamente a Loma Miranda.



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