Locura

Creo que quedó pasmada gran parte de la sociedad dominicana que debió padecer este fin de semana la viralización de un vulgarísimo despliegue de insensatez por uno de los íconos de la radio y las redes, clamando porque le sea erigida una estatua y además que se le realice un acto sexual indecible.

Dudo que nadie sin que su juicio esté afectado por algún alcaloide u otra sustancia similar se atreva a semejante despliegue de avilantez e irrespeto.

La sociedad dominicana debe reaccionar en defensa del escaso sentido de decencia que subsiste, pese a la ola de zafiedad y ordinariez que ahoga las redes sociales, la radio y la televisión.

Alvarito queda en la memoria como un boy scout al lado de los nuevos genios comunicólogos, de conocido prontuario, dragones engordados por presupuestos publicitarios privados y estatales de manera incomprensible e injustificada.

¿Qué marca o producto desea estar asociada a tal bodrio? ¿Cual bondad puede resultar del mercadeo sin nociones de moralidad? En ningún país que se precie de civilizado quedan impunes casos como este. En Estados Unidos, la FCC cierra emisoras o impone multas enormes.

Si no actúa el INDOTEL o la Procuraduría habrá que hacerle la estatua que pide este carajete, complacer sus demás exigencias ¡y encima condecorarlo! La contemporización y transigir con ilegales excesos intolerables disuelve el orden público.