Los pobres mortales caemos con frecuencia en el error de creernos muy sabios.
Somos tan mentecatos que, dotados por la Naturaleza de tan solo cinco escasos sentidos, pretendemos saberlo todo a través de ellos.
Pero… ¿y si son más de cinco, o de diez, o de cuarenta y tres? Descubriríamos colores nuevos nunca imaginados, ejercitaríamos fuerzas diferentes, desafiaríamos a nuestro antojo la fuerza de la gravedad…
Por mi parte, yo estoy seguro de que son más las cosas que no conocemos que las que podemos sospechar.
Un pichón de filósofo me dijo el otro día: “Para saber cuántas cosas ignoramos, es preciso saber cuáles son esas cosas, y si sabemos cuáles son, entonces no las ignoramos”.
Estas reflexiones afloran a mi mente cuando apenas faltan horas para el inicio de un nuevo año, según las concepciones que somos capaces de tener los humanos dotados de los ya mencionados cinco sentidos.
En fin, que no sabemos qué es lo que sabemos e ignoramos todo lo que ignoramos. ¿O casi todo?