Con tantos videos editados del robot Sophia en su reciente visita a suelo dominicano, no sabemos qué dijo realmente.
Lo que sí sabemos es parte de lo que pensó:
Que ese evento donde participaba fue organizado por una fundación creada bajo “aportes” de contratistas del gobierno mientras Leonel Fernández fue presidente.
Que además de los contratistas que “aportaron”, también aportó el senador Félix Bautista, a quien Leonel Fernández se ha referido como un hijo. A su vez el departamento del Tesoro de los Estados Unidos de América señala a su amigo el senador Bautista, como un corrupto internacional bajo la ley Magnitsky.
Que un narco confeso y condenado, Quirino Ernesto Paulino, insiste en decir, entre otras cosas, que él compró la planta de energía eléctrica de la Fundación Global y Desarrollo, y además aportó dinero para las actividades políticas del señor Fernández. Sin embargo, Leonel Fernández no lo somete por difamación.
Que durante los años de gobierno del presidente Fernández, la educación dominicana alcanzó los últimos lugares en las pruebas PISA, instrumento de medición de la calidad de la educación.
Que Leonel Fernández siempre se opuso a la entrega del 4% para la educación, pero sí fue muy generoso al firmar, en representación del pueblo dominicano, un contrato en el que le cedía a una compañía extranjera el 97% de los beneficios de nuestra mina de oro de Pueblo Viejo, una de las más grandes del mundo.
Que no resiste lógica, y el propio señor Fernández lo ha expresado, que luego de que una persona haya sido presidente, en su caso 12 años, pretenda volver a serlo, y le cito: “si no hizo lo que iba a hacer, ya no lo va hacer”.
Parte de lo que el robot pensó pero no dijo.