Primero debo desear bendiciones a mis lectores y que 2025 sea un año de éxitos y logros, en que nuestro país resuelva alguno de sus graves lisios ancestrales.
Uno emblemático —porque es una metáfora de todos los demás— es el caos del tránsito, cada año peor que el anterior.
Por ejemplo, de 82 accidentes de tránsito en estas primeras horas “los nueve fallecidos fueron por motocicletas”, según el COE. Amigos muy inteligentes sugieren que lo que falta es educación.
Sí, pero… ¡No! Lo indispensable es macana legal, que debe comenzar con macaneo, como saben los policías, a quienes los sindicatos corrompen comprando a sus jefes.
Si cada motorista o “padredefamilia” que viole un semáforo, orden de pare u otra disposición legal, recibe como saludo policial un trancazo, seguido de acción judicial, como corresponde al perpetrador que huye de la autoridad, se ponen inteligentes diunavé. Con voluntad política del Gobierno, ningún sindicato mafioso puede ser más poderoso que la ley, la Policía, la guardia, los fiscales y los tribunales.
Esto no es cuestión dizque de educación ni instrucción, que muchos pillos tienen PhDs, saben comer en una mesa y van a misa los domingos.
Es asunto muy básico de ilicitudes impunes, cometidas porque el riesgo de pagar consecuencias es muy bajo o inexistente judicialmente y ni hablar de socialmente, pues a ladrones y bandidos los aplaudimos como a don Félix.
Si el Gobierno hace lo que sabe que debe, en vez de poner payasos a encargarse del tránsito, los aplausos para Luis Abinader se oirán hasta en la luna. Y fluiremos en paz.