La Constitución dominicana establece de manera clara y precisa en su artículo 7 que tenemos “un Estado Social y Democrático de Derecho, fundado en el respeto a la dignidad humana, los derechos fundamentales, el trabajo, la soberanía popular y la separación e independencia de los poderes públicos”.
Pero no se puede hablar de derechos y menos de dignidad humana sin garantizar a la población un servicio de salud eficiente y más aún si a quienes tienen la dicha de llegar a la edad de retiro, no se les garantiza una pensión mínima que les permita sobrellevar sus últimos años sin necesidad de mendigar una ayuda para comprar un medicamento o cubrir una operación quirúrgica. Nadie quiere convertirse en una carga para la familia o simplemente pasar hambre, después de haber trabajado durante la mayor parte de su vida.
Lamentablemente, la historia nos enseña que los derechos no se conquistan por obra y gracia del Espíritu Santo, sino a través de la lucha tenaz de los pueblos. Los ejemplos sobran, pero es oportuno recordar las jornadas cívicas para conseguir el 4 % para Educación.
Por eso creo pertinente el surgimiento de la Coalición por la Seguridad Social Digna y su disposición de luchar por un seguro médico de verdad, no el negocio que hay ahora, y por un sistema de pensiones real, no la megaestafa que nos espera.
No tengo dudas de que en la medida que la población haga conciencia, asumirá esta como su lucha, pues no se trata de algo ajeno a ningún dominicano, sino un derecho a la vida.
Tal como plantea la Coalición, urge modificar la ley 87-01 de Seguridad Social, pues como fue concebida solo sirve para garantizarles ganancias por más 140 mil millones de pesos a las mal llamadas Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) y a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
Ni en medio de la pandemia del coronavirus las ARS calmaron su angurria, y por el contrario actuaron como aves de rapiña, lucrándose en medio de la desgracia de la población, y logrando que el Estado cubriera las pruebas PCR y cuando no, las cobran a sobreprecio. Paradójicamente, todas las ARS aumentaron sus ganancias en medio de la crisis.
En cuanto a las pensiones, muchos dominicanos no saben que tendrán apenas entre 23 y 35 % de sus ingresos cuando les llegue, si es que les llega, su edad de retiro. Es decir, el empleado que actualmente gana 30 mil pesos recibirá –si tiene suerte- 10 mil pesos al mes.
A esto agregue que no le toca seguro médico, ¡cuando más lo necesita!
Así como se hizo para lograr el 4 % del PIB para la educación, corresponde ahora a todos los sectores (desde los obreros, pasando por el Gobierno central, hasta los grandes empresarios) propugnar por una auténtica Seguridad Social, pues el modelo que tenemos ahora perjudica a todos, excepto a unos, las sanguijuelas, a las que no les importa la salud de la población, y mucho menos el bienestar de nuestros viejos.
Es cierto que las ARS y las AFP son excelentes negocios para unos cuantos, pero sin salud no hay nada, sin pensiones dignas ni siquiera vale la pena trabajar durante la juventud. Ojalá logremos un consenso en torno a este objetivo y que sea pronto, sin traumas, por el bien de todos.