Como si faltasen excusas, motivos o chances para beber, el Ministerio de Interior suspendió anticipadamente el tenue control de horas de cierre para bares y lugares de venta y consumo alcohólico.
Don Cuchito Álvarez siempre decía que solo los novatos toman tragos en diciembre.
Para abstemios por cualquier motivo, la época es terrible. Llegado “bebiembre”, la alegre recomendación de que bebamos para aprovechar los beneficios del vino, ciertas bebidas destiladas y dizque hasta el mabí, quizás no haga mucha falta en un país de bebedores.
La cultura dominicana, enraizada en la caña de azúcar y por tanto rica en alambiques, posee innumerables ejemplos de cómo desde niños somos estimulados a beber tragos.
El vino es algo más reciente. A los alcohólicos, un grupo mucho mayor de lo que pueda creerse porque solo uno mismo puede diagnosticarse y la negación es más cómoda, un solo trago los mata. Antes de recomendar que se beba, ¿no es más sano el elogio de la sobriedad y el sano juicio? ¡Vade retro, respeten al abstemio!