Claudio Caamaño Vélez
En Santo Domingo Este tenemos muchos tesoros que no disfrutamos, que ni vemos, aunque les pasemos por el frente varias veces al día.
Uno de estos es el litoral de Las Américas: una franja de área verde de catorce kilómetros de largo, desde el Puente Juan Carlos hasta la playa de La Caleta.
Recuerdo cómo disfrutábamos ir a majar almendras y comer uvas de playa, montar patines y bicicleta, bañarnos en el mar y saltar desde los acantilados. La autopista era menos transitada y con menos carriles, lo cual hacía más fácil cruzar. Así mismo, había aceras de cemento y piedra que se extendían por kilómetros, con muchos bancos todo el trayecto.
Hoy ese espacio tiene más importancia que ayer, pero está abandonado. Hoy son más las comunidades que colindan con esa zona y son menos los lugares de esparcimiento.
Desde hace años muchas personas venimos expresando la necesidad de que se construya el Parque Litoral de Las Américas, con ciclovías, miradores, bancos, juegos infantiles, estacionamientos, alumbrado, puentes peatonales y seguridad. Este sería uno de los espacios públicos más importantes y hermosos del país, dando servicio a una población que supera el millón de habitantes.
Imaginen caminar, correr o montar bicicleta respirando la brisa del mar, viendo hermosos amaneceres y atardeceres, sin tener que ir lejos, en el mismo corazón del municipio más grande del país.
Eso no costaría mucho y tendría un gran impacto. El terreno es público, y es una plataforma plana y sólida donde no hay que hacer cortes ni rellenos.
Esta es una obra que con poco esfuerzo embellecería la entrada a nuestro país y le cambiaría la vida a cientos de miles de personas.
