La salud y el bienestar son primas hermanas. Una complementa a la otra, y viceversa. En la primera se acude al médico y en la segunda puede derivar en visita al médico.
La salud se define como un hábito o estado corporal que permite seguir viviendo y superar obstáculos de paso en el vivir y el bienestar el conjunto de cosas necesarias para vivir bien o lo que conduce a pasarla bien y con tranquilidad.
Lo primero conecta directamente con la ciencia, pues tiene un hilo conductor que cruza el puente de los conocimientos médicos y profesionales de salud, los que están formados para atender y curar los estados de salud.
Lo segundo no necesariamente pasa por la ciencia médica, pues en esta parte cada quien decide cómo obtener o mantener su bienestar, aunque pueden mediar recomendaciones médicas.
En la primera se acude al médico y la segunda puede derivar en visita al médico.
Precisado esto, la salud y el bienestar se complementan en línea común: mantener la salud física y emocional.
La historia de la Humanidad está cargada de ejemplos de cómo los seres humanos se mantenían en actividades para lograr el bienestar anhelado y vivir bien, en estado del cuerpo y el alma.
La historia recuenta hombres célebres que tomaban su espacio para el bienestar, como aquellos emperadores romanos que se aislaban para disfrutar de piletas climatizadas, lo que hoy se conocen como spa; y los que se apartaban para tener meditaciones con los dioses o la luna. En ambos casos, se procuraba el bienestar a través de estados de relajación y equilibrio mental.
Tras la pandemia del covid-19, el movimiento del bienestar ha tomado un camino vertiginoso, con los mensajes que dejó la situación sanitaria que duró dos años e hizo ver que necesitamos estar en bienestar para prevenir enfermedades.
La pandemia también arrojó sobre el rostro que lograr una buena salud puede pasar por el camino de realizar actividades físicas y mentales para aspirar al necesario equilibrio que previene la ruptura entre la salud y el bienestar.
Un contexto explicado por la Organización Mundial de la Salud aviva el interés por la salud y el bienestar: uno de cada seis personas tendrá 60 años o más en el 2030, con la consecuente carga de enfermedades y malestares propios de “laeda”.
Todo esto plantea que los seres humanos irán en busca del equilibrio cuerpo-alma para prevenir malos estados de salud y estar en bienestar.
Ahí, las primas (salud-bienestar) tendrán un papel preponderante para evitar llegar a una edad avanzada con problemas de salud.
Los médicos y personal sanitario serán vitales para el tratamiento y cura de enfermedades y las tendencias del bienestar para prevenirlas. Y la decisión de la gente para tener más bienestar.
En el bienestar, infinitas herramientas a la mano, tendrá el ciudadano: caminar, bici, camping, senderismo, yoga, Reiki, ceremonias ancestrales y otras herramientas de bienestar, por sólo citar algunas.
Así las cosas, son importantes los dos elementos para mantener una óptima salud física y mental: el médico y la persona, con sus conocimiento y formación para proveer los tratamientos y curas, mientras en el segundo, cada quien tiene la decisión de prevenir un mal estado de salud y bienestar.