Ya es común encender el televisor y ver a una muchedumbre ejercer sobre uno o varios individuos un castigo corporal, y quedamos pasmados ante el sufrimiento a que es sometido la víctima.
Nos referimos al linchamiento, que no es más que la realización o imposición de una pena corporal por parte de una multitud a una persona, sin que esta última sea debidamente procesada por el Estado, es decir, sin darle la oportunidad de defenderse y tener por lo menos una “justa” administración de justicia, y que sea esta quien disponga de su inocencia o culpabilidad.
Cuando en flagrante delito una persona es encontrada cometiendo un acto antisocial y perverso, ya sea una agresión sexual, un asesinato, un robo u otro hecho impúdico, esto sin lugar a dudas nos generara impotencia, ira y deseos de venganza, más aun, cuando la víctima es un familiar.
“No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Romanos 12:19-21”
Un hecho así, en el lugar del acto, puede lograr reunir a muchas personas, en quienes poco a poco van influyendo en el pensamiento de la caterva, y sin darse cuenta ya han iniciado el “Iter criminis” o camino al delito, que no es más que la etapa por las cuales una persona inicia la comisión de un delito hasta que este se consuma o ejecute. En estas condiciones, ambas partes tendrían que ser identificadas y deberían de ser pasibles de un proceso penal.
El linchamiento es visto en algunos países como algo justo, y en lugares rurales existe una especie de “justicia comunitaria”.
“La Justicia es para mí aquello cuya protección puede florecer la ciencia, y junto con la ciencia, la verdad y la sinceridad. Es la Justicia de la libertad, la justicia de la paz, la justicia de la democracia, la justicia de la tolerancia», Hans Kelsen.
El linchamiento en muchas ocasiones se puede prestar a mal entendidos. En EE.UU también se realizaron linchamientos en contra de personas de raza negra teniendo su punto máximo en el año de 1892.
En 1968 ocurrió uno de los linchamientos más famosos y vergonzosos de México, la denominada masacre de San Miguel Canoa, en donde fueron linchados cinco trabajadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla quienes participaban de una excursión ubicado en las faldas del volcán de la Malinche y al verse arropados por la noche y la lluvia se quedaron a dormir en ese pueblo en casa de alguien que precisamente tenía problemas con sus vecinos y con el sacerdote de ese lugar. Qué sucede, según los estudiosos de este caso, el linchamiento se inició por que el sacerdote instigo al pueblo y acusaron a los jóvenes de comunistas.
Es bueno indicar, que en nuestra República Dominicana, con nuestra democracia e institucionalidad llena de fallos, estos hechos son muy escasos. Para finalizar, creemos que sea cual fuere la causa, nadie tiene derecho a quitarle la vida a otra persona.
