A¿Quién cree en reformas policiales sin sangre? Quizás sólo ilusos o neozelandeses de visita en Santo Domingo. En los últimos días han muerto en distintos incidentes varias docenas de presuntos o confesos delincuentes, algunos conocidos reincidentes y otros policías, entre ellos miembros de bandas criminales.
Las bajas de ambos lados en esta guerra contra la delincuencia al parecer preocupan sólo a los activistas en defensa de los derechos humanos, que curiosamente creen poco en los derechos de las inocentes víctimas de ladrones y asesinos.
Mediciones informales por medios digitales revelan que los opinantes apoyan (mucho más del 90 %) que la Policía continúe realizando “operativos de limpieza” en sectores como Los Alcarrizos, Guaricanos, Villa Mella y otros, donde peor luce el problema de la delincuencia callejera, ligado al narcotráfico.
Mientras más aprietan esta profunda llaga social, más hedionda pus brota, con mayores pruebas irrefutables de complicidad de policías. Parecen empeñados en borrar rastros y pruebas, más que en su trabajo protegiendo el orden, vidas y propiedades. Desafortunadamente, mientras llegan detergentes legales, ningún sucio limpia bien.