Líderes región rinden homenaje a Castro

La Habana.-Líderes extranjeros y representantes de gobiernos de distintos signos políticos asistieron ayer a un multitudinario homenaje al fallecido líder socialista Fidel Castro, un hombre que generó admiración y críticas por igual alrededor del mundo.
Previo a que sus cenizas emprendan un recorrido de regreso por la ruta que hace más de cinco décadas marcó la victoria de su revolución, las máximas autoridades cubanas encabezas por su hermano y actual presidente, Raúl Castro, hicieron la última guardia en el altar por donde cientos de miles de personas le han rendido honores durante dos días.
Mientras la gente copaba la Plaza de la Revolución, escenario de homenajes a héroes como José Martí y Ernesto Che Guevara y también para misas durante dos visitas papales, el resto del país seguía en duelo y silencioso.
La Habana, que se caracteriza por el bullicio y la música en cada rincón, se mantenía bajo un evidente recogimiento. Entre los líderes que llegaron estaban el boliviano Evo Morales y el venezolano Nicolás Maduro, estrechos aliados de Castro.
También se preveía la llegada de enviados de países de un signo político distinto, incluido el Reino Unidos y Estados Unidos. “
Cuba está viviendo un momento de profunda conmoción”, dijo acongojado el presidente boliviano Morales a su arribo el lunes por la noche.
“Vine a acompañar en un momento doloroso por la pérdida de mi hermano, mi amigo Fidel Castro”.
Morales y Maduro visitaron temprano el altar adornado con rosas blancas que muestra el retrato de un joven Castro vestido de campaña y un puñado de medallas y que es resguardado por una guardia de honor integrada por hombres y mujeres vestidos de uniforme de las diferentes fuerzas cubanas.
El venezolano Maduro no hizo declaraciones. Desde el amanecer y por segundo día consecutivo miles de cubanos se formaron ordenadamente en una larga fila de más de un kilómetro en los alrededores de la emblemática Plaza de la Revolución para observar y honrar el altar del fallecido líder.
“Siento una honda tristeza, pero el orgullo es inmenso por haberle tenido cerca. Su partida física nos da fuerza para seguir avanzando en su ideario.
Esto no se va a perder porque somos millones”, dijo Ana Beatriz Pérez, una médica investigadora de 50 años, mientras intentaba avanzar lentamente en la fila con la ayuda de un par de muletas.