La situación política del país está muy cargada, y está preocupando a la sociedad, sobre todo aquellos que no hacen vida política, que están ajenos a los procesos que se producen dentro y alrededor de los partidos y de las instituciones afines.
No está en sus posibilidades analizar ni interpretar las acciones, estrategias y escaramuzas que son producidas por los grupos políticos, y de hecho crean incertidumbre que no dejan de tener sus efectos negativos.
Realmente el país ha alcanzado un grado de desarrollo y madurez, que lo podemos medir en el tono de los dirigentes políticos y sus límites prudenciales que permiten que, a pesar del elevado ruido que están produciendo, hasta ahora no ha llegado la sangre al río, como sucedía en el pasado, cuando estas circunstancias se presentaban y los actores se encontraban de frente en nuestras calles con un resultado de violencia, destrucciones de propiedades, heridos y hasta muertos.
Hasta ahora los bandos en pugnas han usado todo su repertorio lingüístico para descalificarse mutuamente, a veces repitiéndose los mismos insultos de los cuales ellos han sido objetos, como si todos estuvieran, y tal vez lo están, afectados del mismo virus que vomitan en cada alocada intervención.
En realidad, lo mejor es mantenerse al margen si no vamos actuar a favor de la convivencia pacífica de los adversarios y sumar propuestas de soluciones, o arrimarnos a los que proclaman los acuerdos y concertaciones en busca de terminar los conflictos para ponernos a buscar las soluciones reales a los problemas que afectan a la nación. Y otro consejo es no creer todo lo que nos quieren hacer creer.
Cada quien debe tener la suficiente inteligencia para interpretar todas las baboserías que se escriben y dicen en las redes sociales, porque de lo contrario vamos a perder la fe en nosotros mismos.
A pesar de todo esto, tenemos mucha gente con en nuestros partidos con resiliencia, y podrán anteponerse a estas adversidades que hoy nos están afectando.
El PLD, partido más importante de la democracia, está en un enfrentamiento que amenaza con poner en peligro su unidad, lo que sería catastrófico para el país, aunque su oposición entiende que sería lo mejor.
Ahora bien, no contamos con una oposición que ofrezca la garantía de que el sistema de partido se mantendrá en buena salud para seguir soportando las simientes de la democracia.