Porque: En ocasiones, la libertad
Es una quimera, que nos permite soñar.
Por lo que he visto, ¿será que
la deslealtad y la traición, son la
regla en la Política, y
la lealtad la excepción?
Libres, como palomas encerradas a las cuales les abren las puertas de las jaulas, mientras las esperan que salgan y vuelen, con las escopetas listas para dispararles, así de libres somos nosotros. Nos consideramos libres porque nos han dejado, supuestamente, la libertad de la palabra, pero, ¿de qué palabra? Sí, de una condicionada; hueca; vacía, sin ningún contenido que emita fuerza; una que nadie con autoridad (concedida ésta por nosotros mismos), les hace caso; una que hasta el ruido que produce se pierde en el silencio de la ignorancia que ofende, pero, que aun así, decimos que somos dichosos de vivir en Democracia, lo que significa, que los políticos dominicanos han logrado su propósito de esclavizarnos en medio de una dictadura y, tenemos el tupé, de celebrar por eso.
Nuestra América Latina, en su conjunto, ha padecido de vivir por décadas, esclavizada por dictadores, principalmente militares pero que, hoy en día, nos jactamos de tener los mismos dictadores pero de naturaleza civil, donde en apariencia, lo único que ha cambiado, es la vestimenta, porque en cuanto a muertes, encarcelamientos, restricciones abusivas, clientelismos absurdos, indelicadezas, corrupción e impunidad para una claque, una más que otras, continuamos en lo mismo.
Pero ninguno de estos protagonistas cede en sus ambiciones y mucho menos, toman experiencias del destino final al cual llegan todos, sin importar el tiempo transcurrido, pero les llega con dolores y humillaciones que los deja sin futuro y solo dolores, porque, no quieren comprender que, cuando el poder mal se utiliza, es el mismo que después los pisa y de muy mala manera.
Si observamos nuestra América, veremos el mismo patrón con ligeras modificaciones pero con el mismo fin; Venezuela; Ecuador; Perú; Bolivia y Nicaragua entre otros, que han creado un sistema absoluto de orden colectivo vigilado por manadas de chacales, un orden donde reina la impunidad, el privilegio, la corrupción y la inmunidad, con excepción de la nuestra, la cual ha podido crear un sistema de “desarrollo” y de “libertad” inimaginable; creando un colchón de votos “solidarios” con fuerza para mantenerse en el poder por unas cuantas décadas más.
Sin contar que esas dictaduras latinoamericanas de nuevo cuño, por dejadez o falta de capacidad, no han podido tener un dirigente como el nuestro, trabajador, sabio e inteligente, que está dejando su vida para que el pueblo viva mejor. Por eso se ha hecho cargo de varias Carteras dentro del Estado, como son; director Banco Agrícola; de Agricultura y hasta de Educación, dedicándose a tener que “sorprender” a la clase que más lo necesita para vivir y producir, facilitando préstamos para sembrar, ya que el incumbente responsable no lo hace, al igual que otros tantos, viéndose en la necesidad de realizar “visitas” sorpresas, tal y como lo hacía el Perínclito de San Cristóbal.
Dictaduras Democráticas, sí, ese es un término producto de la evolución del lenguaje político, como consecuencia de la llamada “Democracia Representativa”, que permite el uso del voto “Voluntario y Solidario” para que el pueblo elija sus representantes. Un voto “Solidario” que por medio del clientelismo político los hace eternos en el uso del Poder y al mismo tiempo, el enquistamiento de una “Claque Política Revolucionaria” más cruel, corrupta y abusiva que los tiranos golpistas. Indiscutiblemente que nunca ha existido tanto disenso sobre este tema.
Y me parece que no hay que ir muy lejos ni inventarse nuevas tierras para sentir y ver esto, donde millones de hambrientos, seducidos por migajas de pan, alaban y defienden a sus verdugos. Verbigracia y reiterando todo lo anterior, solo tenemos que fijarnos en la dictadura democrática de Nicaragua; la “Socialista y Bolivariana” de Venezuela; la Indigenista de Bolivia y por qué no, hasta la elitista-permisiva-corrupta-clientelista y grupal, de la República Dominicana. No sé, pero esto pienso y en esto creo. ¡Sí señor!