Ayer se inauguró la Feria Internacional del Libro, versión número 18. Le deseo mucho éxito, muchas ventas, mucha lectura, muchas charlas educativas.
Sinceramente, cruzo mis dedos deseando fervientemente que todo ese esfuerzo realizado por tanta gente bien intencionada arroje frutos positivos a favor de la cultura nacional.
A fuerza de ser sincero debo decir, sin embargo, que tengo clavada una espinita en mi corazón, al notar la ausencia en ese magno evento de librerías legendarias que siempre habían participado y que ahora no están, algunas de ellas porque han tenido que cerrar definitivamente.
Ya no están, para citar algunas, las librerías Thesaurus, América, Ägora, Casa Cuello, Dominicana, Padilla, Editorial Duarte, Torres… y gravemente enferma (según me cuentan) Mateca.
He indagado por ahí buscando la causa de tantos cierres y ausencias, y se me ha dicho que una de las razones para esta situación es el elevado costo de los espacios para las exhibiciones y los abultados gastos operacionales en que hay que incurrir.
Lo que sí sigue siendo un gran negocio es la venta de comidas y bebidas.
Sea como sea, sigo deseando el mayor éxito posible a la Feria. ¡Arriba los libros!