“Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les ordena hacerlo por el camino de los cardos y de las chumberas.
Aquellos gozan de un mirar sereno y, al aroma de su felicidad, sonríen con la cara del inocente; los otros, sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse.
Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie podrá borrar”, dijo el escritor español Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura.
Ante tanta profundidad, solo me resta decir que ahí están los dos caminos, el de la dignidad, y el de los indignos; usted elija en base a su libre albedrío.