Participé en un encuentro fascinante titulado “Innovación Legislativa en la Era Digital: Un diálogo sobre Inteligencia Artificial”, organizado por el Senado de la República Dominicana.
Fue un honor actuar como relator para uno de los panelistas, discutiendo “La ética en la aplicación y uso de la Inteligencia Artificial (IA) para el desarrollo político, económico, social y cultural”.
Fue un privilegio escuchar a profesionales de diversas áreas reflexionar sobre la IA y su posible impacto en la sociedad dominicana.
En los últimos meses he ofrecido numerosas charlas, conferencias y talleres sobre la IA en diversas organizaciones, tanto en el país como en el extranjero, convirtiéndose en un tema de tendencia.
Esta experiencia, junto con mis estudios y reflexiones, ha enriquecido mi perspectiva, permitiéndome abordar con un enfoque holístico la propuesta de una ley de IA.
Considero que implementar un marco legislativo específico para la IA podría ser beneficioso. No obstante, es crucial recordar que nuestro país ya dispone de leyes que protegen los datos personales, combaten los delitos cibernéticos y aseguran la libre expresión digital. Los desafíos específicos que plantean los sistemas de IA podrían integrarse en la normativa actual sin necesidad de descartar una ley especializada.
Es vital que cualquier nueva legislación de IA incorpore principios que aseguren un uso ético de estas tecnologías, protegiendo la privacidad, garantizando la integridad en su aplicación y previniendo cualquier forma de sesgo o discriminación algorítmica.
Además, debe incluir disposiciones sobre la ciberseguridad de estos sistemas y promover el uso de la IA para impulsar el desarrollo económico y social del país.
En definitiva, los ciudadanos deben estar en el corazón de esta legislación, para garantizar que los marcos legales fomenten un aprovechamiento adecuado de las innovaciones tecnológicas.