Leonel, ¿con guitarra o con violín?

Es patético ver a una persona que se autoproclama demócrata, como el expresidente Leonel Fernández, defender un abuso a ciudadanos y periodistas, como el que cometieron seguidores suyos el pasado 5 de noviembre frente a un hotel de esta capital, por el simple hecho de lanzar consignas en su contra.

Ese día, una turba de delincuentes, vestidos con los colores del PLD y armados con bates y palos, le entró a golpes a un puñado de ciudadanos que protestaba contra el expresidente y la corrupción. Y peor aún, cuando los periodistas y fotógrafos corrieron a ver lo que pasaba también fueron agredidos, a algunos hasta les robaron las cámaras.

Ante semejante atropello, uno esperaba por lo menos una disculpa pública del presidente del PLD o de la organización como tal, pero no. Todo lo contrario, lo que vimos fue a una serie de comunicadores “bocinas” defendiendo la agresión contra sus propios compañeros. ¡Increíble!

A una semana de aquellos hechos bochornosos, Fernández acudió a la OEA y desde allí “justificó” aquella barbarie, aduciendo que el derecho de expresión tiene como límite cuando se ataca el honor de las personas.

Que vocingleros del Gobierno o del leonelismo arremetan, como nos tienen acostumbrados, contra todo aquel que pretenda criticar o cuestionar a su líder es una cosa; pero que quien lo haga sea precisamente Leonel Fernández, ya es el colmo.

Ante la OEA, Leonel demostró que una cosa es con guitarra y otra con violín. Cuando le hicieron la pregunta adecuada se le vio el refajo.

Allí quedó demostrado que si bien quiere ser visto como un gran civilista, a Leonel y su grupo no les tiembla el pulso para ejecutar y luego justificar acciones trujillistas, como los tristemente célebres paleros de Balá.