Una comunicación efectiva y oportuna puede ser la clave para evitar un ruido negativo que desencadene en un problema al que luego haya que enfrentar por no aplicar a tiempo lo anteriormente mencionado.
En este caso, me refiero al gobierno, que en algunos momentos, por no comunicar a tiempo y de manera efectiva, ha tenido que poner reversa en algunas pretensiones que quizá hubiesen sido aceptadas sin haber tenido que llegar a las garras de los opinadores que cuestionan todo lo que se hace sin importar cuál sea la procedencia.
Un ejemplo reciente es el tema del fideicomiso para Punta Catalina. El gobierno trató de colarlo de manera sigilosa, quizá no con malas intenciones porque posiblemente entendían que no había nada pecaminoso en lo que pretendían hacer.
Qué pasa, quizá la mayoría de la población no tiene la mínima idea de lo que significa la palabra fideicomiso, y lo primero que se le explique, bien o malintencionadamente, es lo que van a comprar, entonces, el gobierno dejó que sus adversarios tomaran la delantera haciendo todo tipo de explicaciones, bien intencionadas o no, respecto de lo que se pretende hacer con las plantas, y cuando desde el oficialismo quisieron sacar la cara, fue tarde.
El ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte, un funcionario con capacidad de sobra para manejar cualquier tema, salió a explicar lo que se pretende con el fideicomiso, pero fue un poco tarde porque ya la opinión de la gente estaba del otro lado, lo que significa que no hubo una comunicación oportuna.
El presidente, a pesar de las cosas que tiene su gestión en contra, todavía cuenta con buena aceptación en la población porque ha demostrado buenas intenciones para el país, pero reitero, deben comunicar a tiempo, no siempre el silencio es un buen aliado. Todavía mucha gente no entiende el porqué están subiendo los combustibles ni por qué están subiendo los productos de primera necesidad, y eso siempre será culpa del gobierno, sobre todo cuando no hay explicaciones oficiales.
El presidente Abinader, podemos decir que ha quedado bien las veces que ha tenido que poner la reversa, como cuando anunció en octubre del año pasado que la reforma tributaria no iba, luego de que se le desatara un avispero de opiniones en contra, igual lo hizo cuando se pretendía grabar algunos servicios de streaming, y ahora lo hace retirando del Congreso lo del fideicomiso de Punta Catalina.
Para algunos eso es bien considerado porque lo hace, si se pudiera decir, con el oído en el corazón del pueblo, y por suerte para la población que no hace lo contrario.
Lo ideal sería que el presidente no tenga que llegar a darle para atrás a las cosas que pretende hacer, sin que eso implique dejar de escuchar a la gente.
Si desde el gobierno se comunicara de manera efectiva y oportuna las cosas que la gente no conoce, es probable que no haya la necesidad de poner reversa cuando se está en medio de la pista.
Tampoco debería ser el presidente su propio vocero y a la vez de casi todo el gobierno. Que sean los funcionarios quienes den las malas y buenas noticias que correspondan a sus respetivas áreas, y de hacerlo así, eso pudiera convertirse en una defensa diversa para el gobierno, dejando como reserva a su principal capital, que es el presidente.