El Gobierno está inyectando en la población programas sociales que despiertan esperanza: la tanda extendida, el 911, el primer empleo, las visitas sorpresa, etc. Ellos despiertan la ilusión de que algún día se contrarresten los efectos negativos de las limosnas, tarjetitas de solidaridad, bonos, etc., que, aunque alivian males, humillan la población.
Las visitas sorpresa ¡me encantan! Buscan contribuir al desarrollo económico y social de la población. Fue una iniciativa, muy atinada, del presidente Danilo Medina. Surgió de observar el esfuerzo del pueblo por progresar en sus comunidades; decidieron apoyarlo.
Hoy, son un estupendo mecanismo para incentivar la población; para despertar y facilitar la acción de organismos gubernamentales, para aumentar la producción, generar empleo, evitar la migración, combatir la pobreza ¡llevar libertad al pueblo!
El método es el mismo: el Gobierno conoce de las necesidades en determinada comunidad, de los esfuerzos de sus habitantes para producir y los encaja en los planes gubernamentales.
El presidente los visita, escucha, instruye ayudarlos, dándoles préstamos blandos, construyendo infraestructura, asesoría, ¡lo que sea!, para que logren sus sueños, abran fuentes de trabajo y contribuyan al desarrollo. Con criterios normativos, ayudan a través de cooperativas y asociaciones.
De esta manera han apoyado cientos de proyectos agropecuarios y sociales en toda la geografía nacional. Indiscutiblemente, el desarrollo armónico es más efectivo cuando surge de abajo hacia arriba, partiendo de las necesidades, recursos y potencialidades de las comunidades. Odio que manejen la gente como marioneta, dándole limosnas para tenerla dependiente.
Siento un profundo desprecio por los que llegan al poder y no se ocupan de desarrollar las potencialidades de los infelices.
La mayoría vive en la pobreza y anhela mejor vida, educación y trabajo para sus hijos. Tenemos políticos que una vez en el poder se dedican a complacer “ tutumpotes” , olvidando los “hijos de machepa”; lo buscan durante la campaña política para anestesiarlos conceptualizando y darles un plato de comida a cambio del voto.
Otros políticos no han sabido atacar con coraje los males; otros actúan con temor a determinados eventos.
Las visitas sorpresa, mejorando las condiciones de vida, derrumban la plataforma a los que mantienen la pobreza para llegar al poder, haciendo promesas que no cumplen. Son un espaldarazo a los que buscan progresar, desarrollan potencialidades, combaten el desempleo, evitan la emigración y sustituye dádivas esclavizantes por ayuda efectiva.