Mayelín Guerrero a sus 18 años estaba embarazada. Vivía en Azua. En septiembre de 2015 tomó un té para abortar y murió.
En agosto de 2012 la opinión pública dominicana fue testigo de la muerte lenta y dolorosa de Rosaura Almonte (Esperancita), quien tenía apenas 16 años de edad y un embarazo de 14 semanas. Tenía cáncer en la sangre y para que pudiera vivir era necesario que recibiera quimioterapia. Sin embargo, la presión religiosa impidió que la ciencia, a través de las manos de los médicos, actuara y salvara a la adolescente.
La tarde del 26 de agosto de 2015 una joven de 17 años de edad decidió que ese día acabaría con su vida. Pensaba que el embarazo que escondía no le dejaba otra opción que suicidarse. Hizo un intento dramático: se lanzó del paso a desnivel de la avenida 27 de Febrero. Quedó viva, pero ya no podrá tener hijos.
Tres tragedia de tres mujeres jóvenes. Historias, verdaderas, dolorosamente reales y que dejan al desnudo la inhumanidad en la que algunos diputados de la República pretender mantener a las mujeres pobres dominicanas.
Señores diputados: ¿es que las mujeres dominicanas víctimas de una violación, de incesto o con su vida corriendo peligro, estamos destinadas a ir a la cárcel o morir al someternos a un aborto inseguro? ¿Es justo que un legislador decida –de golpe y porrazo– la suerte de una mujer pobre (porque las que tienen facilidades económicas generalmente viajan al extranjero a “resolver su problema”) mandándola a la cárcel? Claro que no.
La mayoría de la población dominicana está de acuerdo con la interrupción del embarazo en estas tres causales: cuando la vida de la mujer está en peligro; en caso de violación o incesto y cuando el producto es incompatible con la vida. Recientemente, la empresa Untold Research dio a conocer que en una encuesta que realizó, el 79% de las personas consultadas está de acuerdo en que el aborto no sea criminalizado cuando la vida o salud de las mujeres están en riesgo; el 76% cuando el embarazo no tiene probabilidades de vida fuera del útero de la mujer; y un 67% cuando el embarazo es producto de violación o incesto. La multitudinaria Caminata por la Vida y la Salud de las Mujeres del pasado domingo, le puso rostro a esas cifras.
En las elecciones presidenciales del 15 de mayo de 2016 Danilo Medina afirmó que “sólo con el voto de la mujeres voy a ganar en la primera vuelta”, y así fue.
Estoy convencida de que esas mismas mujeres que votaron por la candidatura de Danilo Medina esperan del mandatario que, llegado el momento, las libre de ir a la cárcel y en el peor de los casos, de no morir tras un aborto clandestino.