Las respuestas relevantes

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Las respuestas relevantes

Federico Alberto Cuello

Un mundo asolado por una pandemia inesperada, necesita “garantizar una vida sana”, con “cobertura sanitaria universal”, apoyando “las actividades de investigación y desarrollo de vacunas y medicamentos contra las enfermedades transmisibles y no transmisibles” y dando “acceso a medicamentos y vacunas esenciales asequibles”. Todo ello fortaleciendo su capacidad de “alerta temprana, reducción de riesgos y gestión de riesgos sanitarios nacionales y globales”.

Los países golpeados por el efecto de las medidas para contener la pandemia necesitan “crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible”, con “empleo pleno y productivo y trabajo decente para todos”, de forma tal que puedan “potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas”.

Para que el crecimiento sea inclusivo, los países deben “erradicar la pobreza”, “reducir la desigualdad entre y dentro de los países” y alcanzar “la equidad de género”.

Para ello, tendrán que “garantizar una educación… equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”, completando la primaria y la secundaria, “con acceso igualitario… a una formación técnica, profesional y superior de calidad, incluida la enseñanza universitaria”, de forma tal que aumente “considerablemente el número de jóvenes y adultos que tienen las competencias necesarias, en particular técnicas y profesionales, para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento”.

Para que el crecimiento sea sostenible, las ciudades deberán ser “seguras y resilientes”, con viviendas “adecuadas y asequibles”, con acceso a servicios básicos de agua y saneamiento, sistemas de transporte “seguros y asequibles” y con impacto ambiental reducido.

Los sistemas alimenticios requieren “prácticas agrícolas resilientes que incrementen la productividad y la producción” que mantengan “los ecosistemas, que fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático, a los… desastres y a mejorar progresivamente la calidad de la tierra y el suelo”.

Deberán reducir los desperdicios de comida a todo nivel, para “acabar con el hambre, alcanzar la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición”.

El agua, esencial para la vida en ecosistemas y asentamientos rurales y urbanos, deberá gestionarse integralmente y con eficiencia “en todos los sectores”.

La energía deberá ser “asequible, confiable y moderna” ser progresivamente renovable y gestionarse con eficiencia, sin pérdidas de transmisión ni insuficiencias de conservación.

La producción y el consumo deberán “desvincularse progresivamente de la degradación ambiental”, gestionando de manera sostenible y eficiente los recursos naturales” y avanzando hacia una economía circular que gestione de manera “ecológicamente racional… los productos químicos y de todos los desechos a lo largo de su ciclo de vida” reduciendo “significativamente su liberación a la atmósfera, el agua y el suelo a fin de minimizar sus efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente”.

El mundo, por último, deberá “proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad”, como ocurre cuando se consumen animales salvajes que terminan contagiándonos.

Baste esta somera exégesis de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para comprobar que la agenda común con las respuestas relevantes requeridas existe. ¿Qué espera el mundo para acelerar su ejecución?



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