Las reinas y Lula

Las reinas y Lula

Las reinas y Lula

Danilo Arbilla

Si no fuera por lo de Lula, las desavenencias entre las reinas de España Letizia Ortiz y Sofía de Scheleswig-Holstein-Sonderburg-Glucksbur, por sus nombres de solteras, hubieran sido la noticia de la semana.

De cualquier forma, la inocente intención de una abuela de fotografiarse con sus nietas, la actitud desubicada de su nuera, el pobre papel de sus respectivos esposos, y el llamativo gesto soberbio y antipático de Leonor, la Princesa de Asturias, ocuparon espacios bien destacados.

Como si España no tuviera otros temas más problemáticos de qué ocuparse.

Lo de Lula, en tanto, tiene características que llaman la atención. Sobre el suceso se han dicho demasiadas cosas sin fundamentos, ajenas a la verdad y al sentido común y con total irrespeto de los hechos y de la realidad.

Se ha manejado con frivolidad ideológica, populista y fascistoide. Se ha dicho mucha mentira y mucha bobería.

Se ha afirmado que lo de la prisión de Lula es un complot para evitar que fuera candidato. ¿ Y por qué no era ni fue complot cuando se condenó a José Dirceu?

Este fue la mano derecha y primer ministro de Lula, en su primera presidencia, durante la cual sobornó a congresistas – el Mensalao-, de lo que su jefe, el presidente, no estaba enterado ( ni sorprendido por los votos amigos de sus opositores).

¿Por qué no cuando fue condenado Antonio Palocci, quien fuera ministro de Hacienda de Lula? ¿Por qué no cuando fue condenado el exdiputado Eduardo Cunha, quien como jefe de la Cámara propició la destitución de Dilma Rousseff?

¿ Por qué no cuando fueron procesados y condenados los más fuertes empresarios del Brasil? ¿ Por qué no cuando fue procesado José Neto, tesorero del Partido de los Trabajadores ( PT) de Lula? Todo el mundo aceptaba y reconocía la labor de jueces y fiscales.

El complot comenzó, aparentemente, cuando la justicia impidió que Dilma designara a Lula como jefe de su Gabinete para escapar, fueros mediante, de la Justicia .

Fue recién entonces, cuando le fracasó esa maniobra de clara obstrucción a la Justicia, que Lula, con siete juicios abiertos por corrupción, resolvió ser candidato presidencial y que surgió la “figura” del complot.

¿Que no contó con garantías? Falso. No ha habido nadie en la historia de Brasil que haya contado con tantas garantías procesales ni tanta transparencia como Lula.

Ni ha habido tantas maniobras dilatorias como las perpetradas por la defensa de Lula. Con los otros procesados y condenados, ni cerca.

En juego la honestidad de los jueces. En este caso, ¿y en los anteriores? Ridículo. Una buena parte de los jueces actuantes en las diferentes instancias fueron designados por Lula o el PT.

¿Que sacó a 28 millones de la pobreza? Es cierto que les alivió la situación repartiendo plata dulce. Pero igual de cierto es que no aprovechó el buen viento y las consecuencias la comenzó a pagar la propia Dilma: recesión económica por primera vez en 80 años.

A los que les fue mucho mejor sí fue a los hijos de Lula, a sus amigos de la construcción, a sus amigos banqueros y empresarios que le pagaban cientos de miles de dólares por sus conferencias, a su amigo Marcelo Odebrecht, a quien patrocinaba además fuera de fronteras.

A estos sí que les fue bien con Lula. Y a Lula también.

¿Que otros corruptos están libres?, es así, como el caso del propio presidente Michel Temer (integrante de la formula presidencial y por tanto socio y aliado político de Lula y Dilma).

Es un sálvese quien pueda. Temer no hace otra cosa que lo que Lula hizo, con cara de “ yo no sé”, cuando fueron presos sus amigos Dirceu, o Neto, o Palocci u Odebrecht



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