Ante el ambiente político y sobre todo la cantidad de candidaturas que surgen a diario, y la dinámica que vivimos los dominicanos, el triunfo de la reinas del Caribe nos dan un respiro en este momento de tanta incertidumbre y hartazgo en el que nos encontramos.
El orgullo Nacional nos aflora ante esta nueva victoria de la selección dominicana de voleibol femenino. Su entrega y arrojo nos invita a la reflexión como el sacrificio y la entrega de las muchachas al lograr dos metales dorados en Juegos Panamericanos. Ellas estuvieron en el plantel que derrotó a Cuba 3-2 en la final de 2003 y esta ocasión derrotó 1-3 a Colombia y quedarnos con el título y la medalla de oro de los Juegos Panamericanos Lima 2019.
Detrás de estos triunfos hay historias, muchas de ellas son madres con hijos, esposos y familias que en algún momento se ven afectadas por el tiempo que le pueden dedicar. La perseverancia es tal que la libero Brenda Castillo, quien es la “mejor libero del mundo”, hace solo unos meses que dio a luz a su primera hija, Breanna Juliette, imagínese con apenas 133 días de alumbrar y ya estaba en las practicas del equipo.
Pero muchos de ellos se abren camino al andar al pasar muchos tipos de carencias y vicisitudes, incluso no tener hogar propio y adecuado para un atleta ni ningún ser humano.
El alcance de este triunfo es de toda una nación y sus deportistas, que convierten la República Dominicana en una marca país.
El deporte en cualquiera de sus disciplinas requiere de una preparación física y mental de muchas horas de trabajo donde el entrenamiento suele ser duro para adquirir capacidades de trabajar en equipo, controlar emociones y mantener un cuerpo sano.
Ante este arduo trabajo nuestras deportistas muchas veces enfrentan toda una sociedad masculina donde la privación de la femineidad queda relegada al apego del deporte.
El momento es de orgullo y respiro, y como diría la escritora de la agenda de la mujer Dominicana en su edición Mujer 2019 y Deportes, Virtudes Álvarez:
“Ustedes son nuestras campeonas de las competencias positivas y de la vida. Son de esas reservas éticas y morales que mantiene este país en pie y ésta media isla flotando en el Mar Caribe”.
