Las razones de por qué las princesas Disney no tienen madre

Las razones de por qué las princesas Disney no tienen madre

Las razones de por qué las princesas Disney no tienen madre

Muchos han crecido con los grandes clásicos de animación de Disney y vuelven a revisarlos una y otra vez junto a sus  hijos. Y en función del proyecto que tiene ahora en la casa de Mickey Mouse de versionar con actores de carne y hueso sus películas más populares, lo cierto es que todo indica que vuelve a la gran pantalla esas historias que se han instalado en el imaginario popular de niños y adultos desde que en 1937 Walt Disney produjera ‘Blancanieves y los siete enanitos’.

Ya desde aquel título los estudios eligieron la historia de una joven huérfana de nacimiento como protagonista para su primer largometraje animado. Desde entonces, galerías de princesas y heroínas que carecen de figura materna inundaron el repertorio de las películas infantiles. En ‘La Cenicienta’, al igual que sucede con Blacanieves, sus protagonistas tienen que lidiar con la malvada madrastra que ha ocupado el lugar de la madre. En otros casos, como el de ‘La sirenita’ o ‘Aladdin’, Ariel y Jasmine son princesas huérfanas de madre, mientras que en ‘La Bella y la Bestia’ o ‘Pocahontas’ sus orígenes son más humildes pero parten de la misma condición.

Hace unos meses, el productor ejecutivo de ‘Maléfica’, Don Hahn, que también ha trabajado en otros títulos como ‘La Bella y la Bestia’ y ‘El Rey León’, exponía las propias razones de Disney que explican esta circunstancia, subrayando el hecho de que nunca había hablado de ello hasta ese momento. El producto ofrecía dos razones de distinta índole

La primera de ellas posee un carácter más práctico y estaría relacionada con el poco tiempo que tienen para contar la historia, de tal manera que arrancar directamente con el conflicto sería una manera de atajar la presentación de los personajes: «Las películas tienen una duración de entre 80 y 90 minutos y las películas de Disney tratan acerca del crecimiento. Tratan sobre ese día en la vida en que debes asumir una responsabilidad. Por eso, es más rápido tener personajes que crecen cuando los separas de sus padres. La madre de Bambi es asesinada por lo que él tiene que crecer; Bella sólo tiene un padre, por lo que cuando se va, debe ocupar su lugar. «Es cuestión de abreviar la historia.

La segunda de las razones que ofreció Hahn es mucho más personal y tiene que ver con la propia experiencia vital de su fundador, Walt Disney: “A principios de los años cuarenta, Walt Disney compró una casa para que su madre y padre se mudaran. Hizo que la gente del estudio fuera y arreglara el calentador. Pero cuando sus padres se mudaron, la caldera se estropeó y su madre murió. El ama de llaves llegó a la mañana siguiente y los sacó rápidamente al jardín. Su padre estaba convaleciente y lo llevaron al hospital, pero su madre ya habia muerto. Él nunca habría hablado de ello, nadie lo ha hecho nunca». Al parecer, el productor siempre se sintió culpable del trágico suceso, ya que fue él el que se empeñó en regalar una casa a sus padres a raíz del éxito que comenzó a cosechar en Hollywood. Una circunstancia traumática que para Hahn “ayuda a comprenderle un poco más”, y que para los trabajadores de Disney sería la auténtica razón de la ausencia maternal que invade su obra.

No obstante, debemos tener en cuenta que en esa galería de jóvenes huérfanas de madre también hay excepciones, como sucede con heroínas como AuroraRapunzel y Mulán, que pudieron disfrutar de sus progenitoras durante muchos años. Y, por supuesto, también encontramos numerosos casos en los que la figura ausente es la del padre, como sucede con la trágica muerte de Mufasa en ‘El Rey León’, o en los que los protagonistas (tanto femeninos como masculinos) se enfrentan solos a un mundo en el que no cuentan con ninguno de sus progenitores, como sucede en la historia de ‘Aladdin’.

Más allá de las recientes explicaciones procedentes de Disney, lo cierto es que todos sabemos que gran parte de las historias que los estudios han trasladado a la gran pantalla se basan en cuentos infantiles cuyo origen es mucho más antiguo que las aportaciones de Walt Disney al séptimo arte. La mayoria de esas historias se remontan a la Edad Media, elaboradas en un contexto muy diferente al actual, en el que la tasa de mortalidad era mucho mayor y la muerte de la madre durante el parto era algo bastante frecuente.

Por otra parte, desde la tradición psicoanalítica se ha analizado la muerte de la madre como la realización de los deseos inconscientes y ocultos de la hija, que pasa a ocupar el lugar de su progenitora. En su obra de referencia “Psicoanálisis de los cuentos de hadas” (1976), el psicólogo Bruno Bettelheim tradujo los contenidos simbólicos de los cuentos de hadas, aquello que se esconde tras la historia aparente, y explicó la importancia que éstos tienen para el desarrollo personal de los niños.

De todos es sabido que los cuentos sirven para preparar a los niños ante la vida adulta, ayudándolos a asimilar situaciones a las que un día podrían enfrentarse en la realidad. Pero, sobre todo, sabemos que los cuentos tienen una gran influencia en la educación de los niños, así que tal vez tengamos que dedicar un poco de tiempo a compartir con ellos la experiencia de ver cine juntos. Y, sobre todo, ¡preguntarles después por su interpretación de la historia!

 



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