Por lo general, se tiene la preocupación de saber hacia dónde se orienta el rumbo de la economía, inquietud que se origina en virtud de que esta altera e impacta en la cotidianidad de nuestra existencia y la dinámica de la actividad económica.
Y esa es una razón poderosa para interesarnos en las proyecciones económicas que se construyen para tener una idea aproximada de los resultados de los indicadores económicos y cómo se orientarán las inversiones de cara al futuro inmediato con la finalidad de mitigar una posible incertidumbre y que se pueda confiar o desconfiar en escenarios preconcebidos.
Es bien consabido que las proyecciones posibles o pronósticos económicos que se cimentan son creados por expertos de la economía sustentados en modelos estadísticos que procuran adelantarse a la realidad bajo ciertos comportamientos de variables macroeconómicas esenciales en los análisis económicos.
Estas proyecciones han de ser flexibles en su concepción y no concluyentes, en el entendido de que las mismas descansan en los fundamentos de la economía y estas actúan como si se tratara de una ciencia exacta, como son las matemáticas, pero que no lo es ya que para nada la economía puede apelar a los experimentos bajo el imaginario de que se pudiera actuar como si se tratara de un laboratorio y construir un laberinto.
Las proyecciones económicas son proyecciones de lo que se espera pudiera ocurrir en la realidad a un nivel determinado de exactitud ya que se trata de un ejercicio de abstracciones sobre la situación que se desea, la cual se sustenta en extraer elementos que son esenciales para apoyar dichas proyecciones con cifras probables.
Para construir un modelo de proyecciones económicas se apela al uso de ecuaciones matemáticas conforme con una metodología que van arrojar una determinada proyección de cifras esperadas que suelen modificarse según las variables consideradas, pero que los eventos inesperados tienden a provocar fuertes alteraciones, como por ejemplo el caso de la pandemia.
Hay que precisar que cuando se recurre a los modelos de proyección se utilizan las ecuaciones matemáticas como un insumo que representan un punto de partida amparados en múltiples variables macroeconómicas que necesariamente deben ser acompañadas por otras variables que no son económicas, pero que son imprescindibles para tener una mejor aproximación a la realidad, tal como son las de carácter sociales, políticas, geopolíticas e institucionales.
Con ciertas frecuencias analistas, organismos internacionales y burócratas del área económica tienen la tradición de justificar las proyecciones económicas con un simplismo con carencias argumentativas llenas de explicaciones débiles al afirmar que la economía crecerá, por ejemplo, un 5 % al cierre del 2024, y hasta ahí llegan sin explicar el origen de ese crecimiento o los eventos probables que podrían alterar esa proyección.
Bajo el enfoque planteado sería un absurdo afirmar lo inútil que resultan los modelos de proyección económica, pues esto no son malos en sí mismo, por el contrario, ayudan a tener una idea razonable de lo que se espera que se comporte la economía en el futuro.
El problema de las proyecciones económicas radica en el uso y manipulación que se le da a las mismas, ya que se trata de una referencia y no algo consumado o perfecto ya que nadie en su sano juicio puede leer ni ver el futuro.
A la luz de la razón es importante poner de relieve que las proyecciones económicas se sustentan en múltiples variables macroeconómicas para lograr un análisis objetivo y que se nutren de informaciones estadísticas que se originan en el sector real, la balanza de pagos, el desempeño de las finanzas públicas y la política fiscal.
Es en tal sentido que las proyecciones económicas, por lo general, fijan su base de análisis en aquellas variables considerables desde una perspectiva económica como lo son la inflación, las tasas de interés, el tipo de cambio y el crecimiento del PIB.
Hay que destacar que la calidad de los datos que se utilicen es un factor determinante para que haya certidumbre y confianza en las proyecciones económicas que se pretenda divulgar, utilizando modelos econométricos de alta precisión.
Por tal razón, no se deben hacer proyecciones económicas concluyentes en virtud de que no se está ante una bola de cristal mágica ya que podría revertirse con un impacto perturbador y llena de incertidumbre, lo que sugiere que las proyecciones económicas deben realizarse trimestral.