Al hablar de llevar control de lo que comemos, siempre hay quienes piensan que es cosa de locos estar contando calorías, gramos de grasa y sal o cucharadas de azúcar. Nadie quiere que se le hable de las tazas medidoras.

Cuando planificamos nuestras comidas de manera balanceada y las vemos como la primera medicina podemos utilizar un plato de nueve pulgadas, ese plato podría llenarse de pequeñas cantidades de los diferentes grupos alimenticios. Lo que quiere decir que no te quedarás con hambre.

Para no tener que utilizar las intimidantes tazas medidoras, en principio puedes aprender a utilizar tu mano. Si vas a servir pasta, arroz, trigo, u otro carbohidrato de este tipo, la porción es el tamaño de tu puño cerrado.

En el caso del helado, ese mismo puño equivale a dos porciones.

Para las proteínas, tales como carnes y pescados, la porción es la palma de la mano. Mientras que para el queso, es suficientes con el grosor de dos dedos. Las grasas, tales como la mantequilla, no más de la punta de tu dedo índice.

Las verduras, tales como lechuga, tomates, pepinos y demás, así como las frutas conjuntamente, pueden caber en las dos manos abiertas.

El plato puede ser divido en tres o cuatro partes. Primero lo divides dos mitades; una de las cuales será subdividida para los vegetales, verduras y frutas. La otra mitad, la divides en dos: una para los carbohidratos y la otra para las proteínas. Los lácteos se calculan al lado.
¿Cuál es tu comida favorita?
Encontremos tu porción ideal.