Desde la Florida el amigo de infancia Osiris Peguero (Chile) me cuestiona asombrado sobre por qué las coronas de bateo de Grandes Ligas -y en dominicana- han perdido interés ante la afición.
Dice que antes cualquier muchacho recitaba año por año los “champion bate” , y que hoy hasta los cronistas olvidan el del año anterior.
Cambios en los parámetros de evaluación atribuyen más importancia al porcentaje de embasarse, y si no es así, pregúntele al nuevo abridor de Toronto, José Bautista, aunque eso no es una verdad absoluta.
Los muchachos ya no memorizan estadísticas porque ya tienen todas las enciclopedias en los celulares.
Pero es bueno recordar las ocho coronas de bateo dominicanas: Mateo Rojas Alou, Piratas, 1966, .342 (535-183); Rico Carty, Bravos, 1970, .366 (478-175); Julio Franco, Vigilantes, 1991, .341 (589-201); Alex Rodríguez, Marineros, 1996, .358 (601-215); Manny Ramírez, Medias Rojas, 2002, .341 (436-152); Albert Pujols, Cardenales, 2003, .359 (591-212); y Hanley Ramírez, Marlins, 2009, .342 (576-197). El tema es largo.