Cierra los ojos por un instante… imagínate que una mujer entra a tu casa con una pistola en la mano, agarra a tu esposo, se lo lleva contra su voluntad y a los pocos días te lo encuentras muy feliz junto a su «secuestradora»… Algo como que no cuadra, ¿cierto? Eso es lo que pienso cada vez que me dicen que una mujer se robó el esposo de otra.
La República Dominicana es un país hermoso, con gente muy buena y solidaria, sin embargo, como nación no hemos podido superar diversas barreras que nos sitúan en el subdesarrollo, y dentro de ellas está un tema tan simple como el machismo, y en ocasiones olvidamos usar el sentido común, digo esto a raíz del trato que ha tenido el divorcio de un famoso cantante de música urbana, que todos conocemos, situación que ha dado mucho de qué hablar en todos los estratos sociales.
El matrimonio es un acuerdo de unión entre dos personas, bajo la premisa de que solo Dios puede separar esa pareja, pero en ocasiones suceden situaciones desagradables de convivencia que llevan a disolver todo juramento en esa relación sentimental, lo cual me parece justo, razonable y saludable.
Luego de la separación del famoso artista ya mencionado, muchos culpan al cantante de ser infiel, otros a la esposa por descuidada y en su gran mayoría a la prometida por “haberse metido en esa familia” pero yo creo que nadie tiene la culpa de lo que sucedió, porque cuando una relación no funciona, se desgasta, se va el amor y la comunicación es paupérrima, lo ideal es que la pareja busque ayuda y si no hay solución, lo mejor es la separación amistosa y que cada persona empiece una nueva vida y más si hay hijos que los relacionan.
Siento mucha pena al ver que las mujeres que defienden a la antigua pareja del cantante son las mismas que atacan ferozmente a su actual prometida, sin entender que todos los involucrados son adultos y que la actual prometida no usó armas de fuego, ni ningún escuadrón élite para secuestrar al cantante, él salió de su casa sin ningún tipo de amenaza, caminando sobre sus propios pies y eso debe respetarse, porque él, como cualquier otro hombre sobre la faz de la tierra, tiene todo el derecho a rehacer su vida junto a la persona que él decida.
El amor no es una cárcel, nadie le pertenece a la otra persona, la convivencia de pareja es una decisión de dos, como así deben ser tratados los temas de una separación. Las mujeres debemos aprender a convivir y amar intensamente, pero también tenemos que aprender a soltar y los hombres deben aprender a respetar y notificar las posibles separaciones.
No son las mujeres las que les deben respeto a otras mujeres, son los hombres los que deben fijar sus propios límites. Ya dejemos de culpar a otras mujeres de robarse los maridos ajenos, de armarle escándalos a damas que no nos conocen, dejemos de golpear a las mujeres y seguir con los infieles, porque si usted como esposa no se respeta, menos la va a respetar su marido, ni su acompañante, si un hombre a usted le causa problemas, usted lo deja o aprende a vivir con eso, así de simple.
Recuerda que en el mundo hay más de siete mil millones de personas y la gran mayoría son hombres, no es posible que teniendo tantas opciones, decidas que un solo hombre te arruine la vida, cuando la solución a tus problemas está en una decisión.
Ninguna mujer se roba el esposo de otra, eso está más que comprobado, el hombre es el que se va solo de la casa, sin ninguna ayuda, así que deja de buscar culpables, deja tu papel de víctima.
Es normal que una relación no funcione, no dejes que esto te amargue y te destruya, deja los patrones antiguos, que si te separaste de tu esposo, que esta sea tu razón para ponerte bella y para triunfar, recuerda que una hermosa vida te espera, levántate y resplandece, que Dios estará contigo en la nueva vida que te espera, demuéstrale a ese hombre que su separación fue una bendición, porque mientras tú estás llorando, otros están disfrutando.
¡Dios te bendiga!
Isauris Almánzar