Santo Domingo.-La fama de Villa Consuelo, no se limita a la venta de prendas de vestir y accesorios personales. Su fuerte y más antiguo comercio está en que funge como una “especie de almacén”, donde aparece desde un inodoro viejo hasta la puerta más sofisticada de un palacete.
Por más inservible que parezca, en esta zona se compra y vende cualquier artículo que se pueda necesitar, “y lo que no lo tienen lo fabrican”.
Allí se puede conseguir madera, hierros, ventanas, muebles, aros de vehículos, botellas recicladas, colcha espuma para cojines, puertas y otros.
Estos negocios se realizan en cualquier esquina, pero la mejor muestra se observa en las calles: la 13, respaldo Duarte (antigua 11) y en la Hermanos Pinzón.
La mitad de estas vías y sus aceras sirven como “centro de exhibición” para un sinnúmero de artículos del hogar en distintos estados.
Nuevos, usados, reparados y hasta los muy deteriorados, todos encuentran mercado en esta zona del Distrito Nacional, porque si no están aptos para funcionar, lo reparan o los usan para piezas.
“Aquí el que salió ladrón o atracador es porque le da la gana, porque siempre hay algo que hacer”, dijo Ervis Peña, residente del sector.
Chigüebi, como lo conocen sus allegados, lleva más de 20 años dedicado al negocio de instalación de puertas y ventanas.
Su trabajo consiste en esperar que algún cliente compre alguna para ofrecerle sus servicio. Pero si tiene el dinero también compra usadas para reparla y luego revenderla. “Uno pica para conseguir su comida, lo que no se gana es para guardar”, agregó el comerciante.
“Dependiendo del día, uno se lleva sus 500, 800 y hasta te puedes ganar 5,000 en un trabajo, pero hay días que no hay nada”, agregó.
Como él, hay muchos otros que se ganan la vida en ese sector “y siempre abren más negocios”, comentó uno de los instaladores de ventana del Comercial Sánchez, de la calle 13.
“Esto cada vez se pone más comercial. Aquí se hace de todo, si tú tienes una ventana desbaratada te la arman y si quieres una nueva te la hacen”, dijo un trabajador, del que El DÍA no obtuvo su nombre.
Hasta 800 pesos menos
Las mercancías usadas tiene “mucha salida”, porque son mucho más baratas que las nuevas.
Por ejemplo, un inodoro de “medio uso” cuesta entre 500 y 1,000 menos que uno nuevo, dependiendo de la calidad.
Uno de “medio uso” puede costar entre 1,300 y 1,800 pesos, mientras que nuevo vale unos 2,700.
La comparación la hizo Hilda Rodríguez, quien es la encargada de Comercial Melo desde hace tres años.
“Siempre se vende, aunque hay ocasiones, como ahora, en que la cosa se pone mala”, manifestó.
En el caso de las ventanas, el pie cuesta alrededor de 140 pesos y fuera de ese lugar ronda los 150.
“Todo va a depender de la cantidad, pero una ventana que en Villa Consuelo te cuesta 1,300, en otro sitio aparece en 2,000”, apuntó Ervis Peña, quien permanecía parado en una acera en espera de algún cliente.
En el caso de los hierros usados, es más difícil establecer una comparación, puesto que, al igual que las ventanas, su costo depende de la medida y el diseño que se desee.
Pero “a groso modo” y de acuerdo a su experiencia, Peña estimó que el ahorro sobrepasa el 50 por ciento.
“He visto que unas puertas valoradas en más de 100,000, usadas, aparecen hasta en 50,000”, dijo.