Gestionar de manera inteligente y hacer un uso sostenible de estos entornos representa mantener la salud.
Santo Domingo.-A distancia y desde las alturas atraen a cualquier mortal. Es que las marismas son ecosistemas cubiertos por plantas herbáceas que crecen por el movimiento de las aguas de mar o en desembocaduras de los ríos, donde se conjuga una biodiversidad sinigual.
Esa mezcla de agua marina y dulce, denominada salobre, diferente a lo que son los estuarios o ciénagas, forma parte del grupo de humedales que hay que preservar y valorar cada día junto a las lagunas, arrecifes de coral, las llanuras de inundación, manglares y los pantanos.
Al conmemorarse este miércoles el Día Mundial de los Humedales, la bióloga Juana Peña, técnica del Departamento de Vida Silvestre de la Dirección de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, resalta su valor, ya que depuran el agua para el consumo humano, son refugio de fauna endémica, nativa y migratoria, y además fungen como fuentes de desarrollo turístico.
Entre estos ecosistemas, Peña destaca por su exuberancia las marismas que se encuentran en territorios anómalos, donde converge el agua proveniente del oleaje del mar o desembocadura de los ríos, localizadas entre tierra firme y el mar.
Celebración RD
“En el santuario de mamíferos marinos de Estero Hondo, aquí en el país podemos encontrar este ecosistema representado, el cual juega un papel muy importante, ya que se reproducen una gran variedad de especies de peces y otros organismos marinos.
En la marisma las aves más comunes son la gaviota, garza común, garza real y playeros”, comenta Peña. La conmemoración busca concientizar y establecer las bases que ayuden a la conservación y el uso racional de los humedales.
República Dominicana es parte Contratante de la Convención de Ramsar, que identifica humedales de importancia internacional y da a conocer a la sociedad la importancia de esos ecosistemas. Cada año la Secretaría de la Convención Ramsar escoge como lema un aspecto de importancia para la humanidad, y en este 2022 insta: “Actuar por los humedales es actuar por la humanidad y la naturaleza”, reconociendo el valor de estos entornos, y asumiendo lo que es necesario gestionar para salvarlos de la extinción y restaurar los que ya han sido degradados.
“Estos ecosistemas tan importantes para la biodiversidad, así como para la vida humana, están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques. Según la Convención (Ramsar), el 35% de los humedales del mundo se ha perdido en 55 años (1970-2015), es decir, casi el 85% del siglo XVIII acá”, detalló Peña.
Dijo que eso trae pérdida de agua; disminución de la biodiversidad; exposición a inundaciones; aumento de las emisiones de CO2; pérdida de medios de subsistencia, filtración natural de agua dulce e inseguridad alimentaria.
Biodiversidad
— Cambio de criterio
Ante la inminente pérdida y degradación se debe valorar el humedal como punto crítico de biodiversidad y depósito de agua dulce, sumidero de carbono y medio de subsistencia, y descontinuar el drenado para garantizar su conservación y dar uso racional de los mismos.