Santo Domingo.-Evitan caminar a plena luz del día para que las personas no se les queden mirando como si fueran algún espécimen raro salido de una película de terror por tener malformación congénita.
Son las cinco de la mañana del domingo 31 de enero, adultos, niños, niñas y adolecentes de distintas edades llegan de diversas partes del país a la calle Santomé, en el Distrito Nacional, para lograr ser atendidos en el Hospital Docente Padre Billini durante la jornada quirúrgica que realizan para los pacientes con esta condición y otras más.
El tiempo siguió su ritmo durante ese día. La fila se alargó porque padres, tíos, abuelas y hasta vecinos que acompañan a los infantes llegaron en busca de una esperanza: ser operados por tener paladar hendido, tumores de piel, deformidades de manos y pies, polidactilia y sindactilia.
A las seis de la mañana la larga cola ya dobla la esquina Arzobispo Nouel.
En la medida que el día aclaraba las personas se cubrían el rostro, los brazos y cualquier otra parte del cuerpo que estuviera muy expuesta y afectada.
Otros no corrían con tanta suerte y solo atinaban a bajar la mirada para evitar sentirse un “fenómeno” de la naturaleza.
Yisa Bichara, Alejandrina de León, Miguelina Mariano, Albanelis Rosario Martínez y Geraldine Ramírez no son amigos ni se conocen, solo tienen algo en común, tienen niños, niñas y adolecentes con una condición especial.
Bichara reside en la comunidad de San Cristóbal, está junto a su hija en la sala de pre quirófano, en el segundo piso del hospital, esperando a que su hija de seis años de edad la operen, ya que tiene el paladar hendido.
Esta niña, al igual que otro bebé de un año, están en ese espacio del centro hospitalario aguardando la hora para ser operados por padecer la misma condición.
Pedro Javier, padre de este último, dice tener seguro médico y explica que no le cubre el procedimiento porque “supuestamente es estético”.
Fuera de esa área hay dos líneas de sillas plásticas repletas de personas con diversas situaciones que esperan ser subsanadas con el proceso quirúrgico. Pero esto puede variar dependiendo de qué tan compleja resulte la situación del paciente.
A pesar de tener seguro subsidiado o contributivo, muchas de las personas precisaron que este tipo de procedimiento para estas patologías no los cubre la Seguridad Social.
Tal es el caso de un adolecente que cuando tenía cinco años se quemó desde la cintura hasta el cuello. Hoy tiene 14 años de edad y narra cómo sus compañeros en la escuela se burlan de él.
El bebé de Albanelis Rosario Martínez tiene ocho meses y nació con el paladar hendido, a pesar de tener seguro no contaban con los recursos para operar a su pequeño.
“Mis otros hijos jugando con cajas de fósforo cuando ella tenía ocho meses me la quemaron”, así empezó a contar Geraldine Ramírez la razón por la cual estaba en el hospital. La señora oriunda de San Juan cuenta que la niña tiene ocho años y tiene quemaduras en gran parte de la cabeza.
“Tengo cuatro días en la capital, no tengo familia aquí. Esta es la tercera cirugía que le realizan para reconstruir parte de los daños que le provocó aquel incidente”, dice la madre.
Miguel Cotes, presidente de la Fundación Renacer, lamentó que estas malformaciones congénitas sean consideradas como un problema estético, ya que no lo son. Dijo que a la jornada acudieron muchos niños con problemas que se pueden solucionar tempranamente.