Durante el período de la Restauración de la República se estableció en la jurisdicción de Jánico (La Sierra) una cárcel para oficiales y subalternos que habían sido hechos prisioneros en diversas operaciones contra el ejército español de intervención.
Esta cárcel, al parecer, tenía como misión mantener alejados a esos prisioneros de los lugares de mayor incidencia de combates para evitar cualquier participación de los mismos indirectamente, y a su vez, tenerlos a reguardo para cualquier negociación ulterior que fuese necesario.
Estos prisioneros españoles, muchos de ellos oficiales, mantenían relaciones con un grupo guerrillero que operaba en toda la sierra, especialmente entre Jánico y San José de las Matas.
El grupo guerrillero operaba con el principal objetivo de preparar el escape de los mencionados prisioneros y luchar en conjunto contra los planes libertarios del gobierno provisorio de Santiago, que hacía frente por diversas direcciones a las fuerzas españolas interventoras.
Las guerrillas de la sierra estaban dirigidas por el señor José Ramón Ureña, nativo de San José de las Matas, y tenía como ayudantes a un tal “Ñingo” y al señor Zorrilla. El tal “Ñingo” algunas veces era llamado como el capitán “Ñingo”, al parecer desertor del ejército Restaurador.
Dentro de la guarnición militar de Jánico que custodiaba a los prisioneros españoles también existían algunos soldados que participaban subrepticiamente a favor de ellos y les transmitían informaciones y favores.
Entre los principales oficiales españoles prisioneros estaban Adriano López Morillo y Miguel Musa, ambos con el rango de alférez.
El primero llegó a obtener el rango de general en la Coruña, España, y fue intercambiado al final de la guerra restauradora.
Los prisioneros, al estar alejados de los principales teatros de operaciones militares, idearon un plan para poder obtener informaciones de cómo marchaban los acontecimientos en Santiago y decidieron aparentar una enfermedad grave en unos de sus integrantes para que fuese trasladado al hospital de Santiago y así estar cerca de todos los movimientos del gobierno e informar de los mismos a los prisioneros en Jánico.
En principio se pensó nombrar al alférez Adriano López Morillo para hacer el papel de enfermo, pero luego se decidió por el alférez Musa por ser de mayor edad y tener cualidades histriónicas especiales y varias amistades en Santiago obtenidas desde su estancia en el puesto de Guayubín.
Se programó la supuesta enfermedad para dentro de tres días aprovechando la llegada de supervisión de Santiago, pero como caso curioso el alférez Musa, seleccionado para hacer de supuesto enfermo, realmente cayó con un sorprendente dolor en la cadera y se retorcía gritando de dolor. Musa tuvo que ser trasladado de urgencia a Santiago, por carecer Jánico de médicos y medicinas.
En Santiago el alférez Musa fue atendido diligentemente y sus dolencias mejoraron prontamente, con la gran suerte de que fue hospedado en la casa de José Manuel Glas, importante personaje del gobierno provisorio, demostrando dicho alférez que sus amistades y habilidades eran más que sobresalientes.