MADRID.— Los españoles hacían cuentas el lunes por la mañana, tratando de cuadrar las posibles combinaciones de alianzas políticas tras unas elecciones generales que pusieron fin al tradicional bipartidismo en el país y abrieron la puerta a duras negociaciones entre las diferentes fuerzas.
El conservador Partido Popular, en el gobierno, fue el más votado en las elecciones del domingo y consiguió 123 escaños, pero quedó muy lejos de lograr la mayoría de 176 bancas necesaria para gobernar en solitario.
Hasta ahora, el PP o el socialista PSOE se alternaron en el gobierno con el apoyo ocasional de partidos mucho menores, pero la irrupción de dos nuevos partidos en la cámara transformó el escenario y preparó el terreno para días o semanas de incertidumbre.
“No hay ninguna coalición fácil y las alternativas dicen que incluso si se llega a un acuerdo, no creo que vayamos a una legislatura de más de dos o tres años”, dijo a Associated Press José Piquer, Politólogo y experto en Relaciones Internacionales de IE University.
Ante el incierto panorama, el índice de referencia Ibex 35 cayó en casi un 2% en las operaciones de la mañana, indicando una cierta intranquilidad de los inversionistas por el resultado.
El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, dijo que tratará de formar un gobierno estable, pero tendrá dificultades para conseguir el apoyo de otras organizaciones.
El partido socialista obtuvo su peor resultado de la historia, pero se mantiene como segundo más votado con 90 escaños y podría unirse a otros grupos de izquierda.
El líder socialista Pedro Sánchez dijo el domingo por la noche que Rajoy debería intentar formar un gobierno como partido más votado, pero subrayó que España ha entrado en una nueva fase política y descartó apoyar al presidente en la sesión de investidura.
La nueva formación de ultraizquierda Podemos consiguió 42 diputados, aunque su influencia en la cámara asciende a 69 parlamentarios cuando se suman sus aliados. El otro recién llegado, Ciudadanos, consiguió 40 parlamentarios con sus propuestas afines al sector empresarial.
Las cifras implican que ningún partido puede gobernar en solitario y que cualquier alianza —salvo una gran coalición entre PP y PSOE— requeriría al menos tres partidos, un escenario sin precedentes en España que augura un duro proceso de negociación tras una campaña en ocasiones agria.
Rajoy podría tener problemas para encontrar socios, tras una legislatura en la que disfrutó de mayoría absoluta y en la que aprobó decenas de medidas por vía rápida, incluyendo impopulares medidas de austeridad para combatir la crisis económica. Ser el partido más votado, por lo tanto, no le garantiza que pueda conservar el gobierno. “Los números permitirían que el PP gobernara con una mayoría muy frágil, pero si Ciudadanos y el PSOE se abstienen.
En tema de coaliciones, sólo veo la posibilidad de que el PP gobernara con la abstención de ciudadanos y PSOE o con el apoyo de ciudadanos, y una coalición de izquierda la veo muy complicada”, informó Piquer.
Por otro lado, la posible coalición de izquierdas tiene como principal obstáculo sus diferencias ante el movimiento independentista en Cataluña. El PSOE es partidario de aceptar concesiones menores como una mayor autonomía de la región nororiental, mientras que Podemos es partidaria de celebrar un referéndum oficial de independencia.
“Nosotros no queremos que Cataluña se vaya de España y pensamos que somos la única fuerza política que, precisamente porque defiende el derecho a decidir, puede garantizar la unidad de España”, afirmó el líder de Podemos, Pablo Iglesias, en una rueda de prensa el lunes a mediodía.
En Alemania, la portavoz del gobierno Christiane Wirtz dijo que podía felicitar a los españoles por la alta participación, del 73%, pero que “por lo demás, no veo de forma tan clara a quién puede uno felicitar en esta situación”. Según la legislación española, el jefe de Estado, el rey Felipe VI, se reunirá con los grupos con representación parlamentaria y encargará a uno de ellos —por lo general, el más votado— que forme gobierno.
El aspirante a presidente debe pasar una moción de investidura en el Parlamento, que requiere mayoría absoluta (la mitad de los parlamentarios más uno) en primera vuelta, y mayoría simple en la segunda.
Sin embargo, un gobierno aprobado en segunda vuelta se vería en una precaria situación, necesitado de apoyos externos para aprobar sus medidas y expuesto a que una moción de censura de otras formaciones pueda hacerle perder el puesto. Por si el nuevo Parlamento fragmentado no ofreciera suficientes complicaciones, la nueva configuración del Senado, que también se eligió el domingo, ofrece un paisaje muy distinto al del Parlamento.
Debido a las diferencias en la asignación de escaños y a que los españoles no siempre eligen lo mismo en ambas cámaras, el PP obtuvo una gran mayoría de 124 senadores, muy por encima de los 47 del partido socialista y los nueve de Podemos. Ciudadanos no obtuvo representación en la cámara alta de 208 puestos.
El Senado tiene menor poder legislativo que el Congreso de los Diputados, pero sí puede rechazar en primera instancia las propuestas de ley salidas de la cámara baja, que entonces vuelven al Congreso de los Diputados y son aprobadas tras una nueva votación.
Esto implica que un Senado conservador podría hacer aún más largo y tortuoso el proceso legislativo para un gobierno de izquierdas, aunque no tendría capacidad de bloquear de forma definitiva sus medidas.
Además, el Senado tiene competencias a la hora de elegir magistrados para altas instituciones judiciales o para posibles reformas de la Constitución.