Jared Kushner tiene 35 años, es inversor inmobiliario y carece de experiencia gubernamental. Pero en unos días entrará a la Casa Blanca nada menos que como un poderoso asesor de su suegro, Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos.
El propio Trump confirmó el nombramiento de Kushner este lunes, en un comunicado donde mencionó por el nombre de pila a su yerno, casado con su hija Ivanka desde 2009.
«Jared ha sido un activo tremendo y un asesor de confianza durante la campaña y la transición y estoy orgulloso de tenerlo en una función clave de liderazgo en mi administración«, sostuvo Trump, que iniciará su mandato el 20 de enero.
La noticia se esperaba de antemano, debido a la relación cercana que el presidente electo tiene con Kushner, tal vez más estrecha que con cualquier otro integrante de su entorno.
Pero por más previsible que fuera, el nombramiento plantea preguntas delicadas para cualquier presidente, en particular para el magnate Trump: ¿Se trata de nepotismo? ¿Hay conflicto de interés?
«Complicado»
En EE.UU. existe una ley anti-nepotismo que prohíbe a cualquier funcionario público promover a parientes «a una posición civil en la agencia en que está sirviendo o sobre la cual ejerce jurisdicción o control».
Se cree que esta norma, promulgada por el presidente Lyndon Johnson en 1967, fue una reacción a la decisión de su antecesor John F. Kennedy de nombrar a su hermano fiscal general.
James Campbell, un profesor distinguido de ciencia política en la Universidad de Búfalo, Nueva York, dijo que el nombramiento de parientes por parte de presidentes «no es una práctica estándar o común», pero tiene precedentes.
Además de citar el caso de Kennedy, recordó que la candidata presidencial demócrata derrotada por Trump en noviembre, Hillary Clinton, fue designada en los años 1990 por su esposo, el entonces presidente Bill Clinton, para impulsar una reforma de salud pública.
«Los presidentes miran a aquellos en cuyo juicio confían para buscar consejo, y un reconocimiento formal de eso se requiere para que tengan acceso al mismo tipo de información que tiene el presidente», señaló Campbell a BBC Mundo.
«Se vuelve complicado porque las relaciones personales se entrelazan con las relaciones profesionales», agregó.
Sin embargo, la pregunta clave en el caso de Kushner es si la ley anti-nepotismo es aplicable para puestos en la Casa Blanca.
Miembros del equipo de Trump han negado que lo sea, argumentando que la norma se refiere a «agencias» gubernamentales.
De hecho, cuando los Clinton enfrentaron un juicio por el trabajo de Hillary en la presidencia de su esposo, una corte expresó dudas de que el espíritu de la ley comprendiera también a la Casa Blanca.
Pero Kushner y Trump probablemente tendrán que enfrentar sus propios retos legales.
Miembros demócratas del comité judicial de la Cámara de Representantes pidieron este lunes al Departamento de Justicia y a la Oficina de Etica Gubernamental «revisar las preocupaciones de nepotismo y conflictos de interés» que surgen del nombramiento del yerno del presidente electo.
La ley y la ética
En EE.UU. hay además normas éticas que impiden a funcionarios de gobierno beneficiarse de negocios.
Esto también es importante, ya que Kushner, un judío ortodoxo que ha estado políticamente más cerca de los demócratas que de los republicanos, pertenece a una familia con vastos intereses y negocios inmobiliarios.
Se prevé que su labor en la Casa Blanca abarque una amplia gama de temas: desde cuestiones comerciales hasta asuntos vinculados a Israel y Oriente Medio, pasando por acuerdos entre el gobierno y el sector privado.
La abogada de Kushner, Jamie Gorelick, indicó que si su cliente entra a la Casa Blanca renunciará a los negocios de su familia, se libraría de algunos de sus activos dentro y fuera del país, y evitaría cobrar un salario.
También señaló que Kushner ya realizó consultas con la Oficina de Etica Gubernamental, lo que demuestra que preveía los cuestionamientos a su nombramiento.
Pero eso parece aun lejos de eliminar las dudas sobre cómo su poder podría eventualmente beneficiar a los negocios de su familia, en los que asumiría un papel más activo su padre, un desarrollista inmobiliario que fue condenado por evasión fiscal.
El diario The New York Times reveló que el 16 de noviembre, tras la elección de Trump, Kushner participó de un encuentro con el ejecutivo de una firma china con vínculos cercanos al gobierno de Pekín, con el cual estaba cerrando un negocio en Nueva York.
La noticia del nombramiento de Kushner surge además en la misma semana que se prevé que Trump brinde una conferencia de prensa para explicar cómo él mismo tomará distancia de la amplia gama de intereses que sus empresas le generan alrededor el mundo.
También en estos días, el Senado comienza las audiencias de confirmación de las personas nominadas por Trump para integrar su gabinete, algo por lo que no precisa pasar Kushner.
Campbell recordó que varios de esos nominados también presentan potenciales conflictos de interés, por venir de empresas y actividades del sector privado con las cuales llegaron a amasar fortunas.
«Los conflictos de interés deben ser una preocupación», sostuvo el analista, «más allá de si el asesor es un familiar o no del presidente».