“Las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas se dicen solas”, observó el actor estadounidense Woody Allen.
Haciendo las cosas bien, con amor, recorremos parte del camino de la felicidad, a través de un concepto abstracto al que llamamos virtud.
Aun en las situaciones en que se lo proponga, nadie puede mirar concretamente la virtud sin amarla, ni amarla sin ser feliz.