Las consecuencias de la inhalación de humo tras un incendio

Las consecuencias de la inhalación de humo tras un incendio

Las consecuencias de la inhalación de humo tras un incendio

Vista del incendio declarado en un edificio de viviendas de Valencia

En un incendio como el registrado en un bloque de viviendas en Valencia hay más de 60 gases en combustión que pueden tener efectos fatales para el organismo por la inhalación de humos. El monóxido de carbono y el cianuro se encuentran entre los más mortales. Otros pueden causar cuadros irritativos en las mucosas o enfermedades respiratorias.

La inhalación de humo y gases nocivos es la primera causa de muerte relacionada con un incendio, al provocar asfixia e insuficiencia respiratoria. Lo explica la Sociedad España de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) con motivo del suceso de Valencia, en el que hasta el momento se han contabilizado 10 fallecidos.

El presidente de esta sociedad médicaTato Vázquez, explica que el síndrome por inhalación de humo es una intoxicación derivada de los productos de combustión, como cuando hay un incendio. Y se debe, fundamentalmente, a tres sustancias, aunque hay más de 60 gases en una combustión completa.

Los gases irritantes

Los primeros son los gases irritantes, y hay cantidad de ellos, según Vázquez, como el óxido nitroso o los fenoles. Producen un cuadro irritativo en las mucosas: lagrimeo en los ojos, disfonía, ronquera y si esos gases bajan hasta el nivel traqueobronquial, producen neumonitis química, que puede llegar a generar sobreinfecciones bacterianas.

Pero además del efecto irritante, el experto cita las altas temperaturas que alcanzan estos gases y que pueden producir quemaduras en la vía aérea.

«Los profesionales de urgencias, cuando vemos que las vibrisas, los pelos de la nariz, están quemadas, suponemos que el gas ha alcanzado altas temperaturas y ha producido quemaduras en la vía aérea, y procedemos a un aislamiento en ésta para impedir la asfixia», afirma el presidente de SEMES.

Las materias en suspensión

Las materias en suspensión son otras de las sustancias, normalmente derivadas del carbono. Son pequeñas moléculas que se van depositando en la vía aérea y pueden producir enfermedades respiratorias.

Los asesinos silenciosos

En tercer lugar se encuentran las sustancias más peligrosas, son los gases no irritantes pero asfixiantes, fundamentalmente dos: el monóxido de carbono y el cianuro.

El primero de ellos, el monóxido de carbono, es absorbido muy rápidamente al inhalarlo. Se fija en la hemoglobina e impide que transporte oxígeno a los tejidos, produciendo la muerte de éstos. Los síntomas son cefalea, dolor torácico y, en ocasiones, nauseas, vómitos y diarrea.

«Es un gas extremadamente tóxico y no es detectable de manera habitual, es inodoro e insípido, le llamamos el asesino silencioso», subraya Vázquez.

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Vecinos son atendidos durante el incendio. EFE/Manuel Bruque

En cuanto al cianuro, se produce por la combustión de plástico. También es de absorción muy rápida y no permite el uso del oxígeno por parte de las células, lo que conlleva la muerte.

La inhalación de estos gases lleva un tratamiento específico.

Para la intoxicación por monóxido de carbono está indicado el oxígeno en altas concentraciones y en casos graves, el oxígeno hiperbárico. La de cianuro, con cianocobolamina, que está disponible en la mayoría de los servicios de urgencias del país, señala el presidente de SEMES.

Las quemaduras en la piel

Por otra parte, la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) señala que las UCIS son la «piedra angular» para la recuperación de grandes quemados. Estos son pacientes con más de un 20 % de su cuerpo quemado o que sufren quemaduras menos extensas pero con una edad o comorbilidades que exigen una abundante reposición intravenosa de líquidos.

“La piel es un órgano más y su pérdida repercute en todo el organismo», afirma Manuel Sánchez, especialista en grandes quemados del servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario La Paz, de Madrid.

Incendio inhalación humos
Bomberos trabajan en el incendio. EFE/Manuel Bruque

Según indica, es frecuente que estos enfermos necesiten simultáneamente tratamientos y técnicas que usan habitualmente en las UCIS como el control del aporte de fluidos y de la medicación para mantener una tensión arterial adecuada, ventilación mecánica, técnicas de diálisis, sedoanalgesia o el tratamiento de las infecciones.

Además, en estas unidades hay apósitos que facilitan la curación y de cremas que eliminan la escara de la quemadura, que pueden evitar cirugías.

“En España hemos sido pioneros en el uso de algunos tipos de monitorización que aportan información importante para el tratamiento inicial, en la búsqueda de tratamientos que vayan a la causa de las complicaciones más que a sus consecuencias y en el uso de las cremas que quitan tejidos muertos sin necesidad de cirugía”, subraya el experto.

Un adecuado tratamiento inicial evita la profundización de la quemadura y el desarrollo de complicaciones en otros órganos, abunda.

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