Cuando se alcanza fama y fortuna, hay que actuar con mucha prudencia, cautela e inteligencia, porque siempre hay individuos al acecho, que por diversas causas, en especial tras recursos económicos o por el simple hecho de dañar, realizan denuncias fundamentadas o no, que dañan la imagen de manera provisional o permanente, dándose el caso en que la mayoría de las acusaciones provienen de gente cercana o con estrechos lazos de familiaridad.
Siempre se ha mantenido la tesis de que no hay peor enemigo que las personas de tu entorno, porque son las que mejor conocen tus fortalezas y debilidades.
Una muestra de que esa probabilidad es muy elevada, la observamos hoy con dos expeloteros que se destacaron en Grandes Ligas, David Ortiz y Juan Encarnación, sometidos a la justicia por personas muy cercanas.
Los tribunales de justicia determinarán la veracidad o no de los hechos, pero sí llama la atención que sean ex parejas sentimentales las que realizaron esos sometimientos.
David, lamentablemente, ha estado involucrado en otros casos en la justicia, que de seguro le conducirán a levantar los pies, y a centrarse a seguir trabajando en su fundación, la cual ayuda a salvar vidas a centenares de niños dominicanos con problemas cardíacos.
Esos reiterativos sometimientos, la mayoría provienen de parte de una expareja que de acuerdo a declaraciones de Ortiz, ciertas o no, tienen como única meta la “extorsión” en procura de millones de pesos.
Este último, por cierto desestimado ayer por los tribunales, pero que sumado a otros, podría, ojalá no sea, tener algún tipo de repercusión en su búsqueda por lograr la inmortalidad en Cooperstown, si es explotado por alguien que quiera dañarlo.
Sobre Encarnación, no aparenta ni por asomo ser un depredador sexual, y esa acusación, nada más y nada menos, proviene de una expareja, madre de la niña a la que supuestamente abusó, lo que son imputaciones muy graves en todos los aspectos.
Hay un dicho que reza que muchas veces el diablo se viste de ángel para confundir, pero lo que es seguro, es que si ambos fueran dos “cacoerrola” desconocidos y económicamente “desbarataos”, esto no habría llegado donde está, y mucho menos en forma tan lastimosa y desgarradora.
Ojalá que todo salga bien para todas las partes involucradas, en estos casos que en definitiva son sumamente lamentables y que sirvan de experiencia, no solo a los peloteros, sino a cualquier ciudadano, de que siempre el diablo está al acecho para destruir reputaciones, fortunas y algo más.
RADARES.- Sorprendió la capacidad que están exhibiendo las boricuas en el enfrentamiento ante las Reinas del Caribe, por la medalla de oro en el torneo Norte, Centroamericano y del Caribe. Ojo, mucho ojo con esto.