Las chinches son pequeños insectos parásitos que pican la piel expuesta de humanos y animales que están dormidos para alimentarse.
A principios de este mes de octubre, la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, aseguró que la plaga de chinches en algunas ciudades francesas era “un calvario” para los afectados y anunció la creación de un observatorio dedicado a este fenómeno.
En España, en Madrid, por ejemplo, la consejera de Sanidad, Fátima Matute, aseguró la semana pasada que en la capital no hay plaga de chinches “aunque se actúa puntualmente en los casos en los que hay cualquier indicio de que pueda haber cucarachas, chinches o mosquitos”.
Según la consejera madrileña, si bien se detectó la presencia de estos insectos en una comunidad de vecinos en el céntrico distrito de Lavapiés, esta está controlada por empresas de desinsectación.
¿Cómo son?
Los chinches de cama miden entre 5 y 7 milímetros, y cuando no se alimentan son blancos. Una vez comen, se vuelven de color marrón tostado. La cabeza es muy pequeña, sus antenas son largas, el tórax es muy plano y tienen unas prominencias laterales, pero no tienen alas.
Su abdomen es redondeado o puntiagudo dependiendo del sexo, y antes de llegar a la edad adulta tienen cinco estado ninfales, con lo que cuanto más joven, aún más pequeño, tal y como explica a EFEsalud la profesora del Departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid Sonia Olmeda.
“Normalmente tú no los ves, porque ellos van a estar metidos en grietas, solo acceden al hospedador para alimentarse y normalmente son lucífugos, nos les gusta nada la luz del día”, señala Olmeda, quien también es directora del Diploma de Artrópodos de interés sanitario de la Complutense.
Tranquilidad
Sonia Olmeda pide tranquilidad ante “los mensajes alarmistas” que puedan aparecer sobre los chinches porque estos insectos, apunta, viven con el humano desde hace muchísimo tiempo.
“Hay otros que nos vienen de los animales, éstos no, son nuestros, autóctonos y han evolucionado con el ser humano desde antes de que fuera ser humano. Se supone que nos acompañaron cuando empezamos a vivir dentro de las cavernas”, señala la profesora de la Complutense.
Sus picaduras
¿Y cómo son las picaduras de estos incómodos y minúsculos insectos? Suelen producirse por la noche. El coordinador del grupo de Epidemiología y Promoción de la salud de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) , Eliseo Martínez, indica a EFEsalud que son indoloras.
Aunque pueden aparecer en cualquier lugar del cuerpo, lo más habitual es que se produzcan en la cara, el cuello y los miembros superiores.
“La apariencia típica de la picadura es la de una lesión sobre-elevada, de tono eritematoso -rosado-, con un punto central hemorrágico, y que frecuentemente es pruriginosa -produce picor-“, afirma el dermatólogo, también profesor en la Universidad de Málaga.
Otro aspecto característico, aunque no siempre se produce, es que las picaduras están distribuidas de forma lineal, porque el parásito las realiza “hasta que encuentra un capilar óptimo para nutrirse”.
Las picaduras tienden a mejorar de forma espontánea, asegura Martínez, por lo que el tratamiento no siempre es obligatorio. Pero en caso de que el picor sea intenso, “pueden usarse corticoides en crema o antihistamínicos orales”.
Tratar de no rascarse para evitar complicaciones
“Es muy importante evitar el rascado para prevenir que se produzcan heridas que promuevan infecciones”, aconseja. Si se sobreinfectan, pueden producir impétigo o incluso una celulitis (infección causada por bacterias).
En casos muy extremos, en los que puede haber un gran número de chinches, abunda el dermatólogo, pueden generar anemia.
Y otra posible complicación son las reacciones alérgicas a la picadura del chinche de cama.
El dermatólogo incide en que si bien algunos pátogenos tales como el virus de la hepatitis B, el Trypanosoma cruzi, el causante de la enfermedad de Chagas, o la Franscella tularensis (que produce turalemia) han sido detectados en los chinches, “no se ha demostrado que estos parásitos tengan capacidad para actuar como vectores transmisores de estas enfermedades para los humanos”.
Es aconsejable, continúa el experto, acudir al médico cuando haya muchas picaduras de chinches y/o sean muy pruriginosas, para pautar un tratamiento y evitar así complicaciones. También si hay signos de sobreinfección o afectación del estado general tras las picaduras.
¿Y los niños?
Cuando sean los niños los que tengan picaduras, el tratamiento es similar al de los adultos, sostiene el dermatólogo de la AEDV, con algún matiz.
“Hay que tener en cuenta que en los niños frecuentemente la piel es más sensible y los síntomas pueden ser más intensos, por lo que requerirán un tratamiento personalizado”, señala.
Pero, además, “el perfil de seguridad de los medicamentos en la población pediátrica es diferente al de la población adulta, por lo que los aconsejados para el adulto pueden no ser recomendables para los niños”.
De esta forma, si el menor tiene síntomas solo debe seguir medicación oral o tópica prescrita por su pediatra o dermatólogo.
¡No tirar los colchones a la calle!
Tanto Olmeda como Martínez coinciden en que si se sospecha de que pueda haber una infestación por chinches de cama en casa, hay que llamar a una empresa especializada en plagas y fumigaciones para que evalúen la vivienda y, si se precisa, apliquen un tratamiento de desinsectación.
Sonia Olmeda, asimismo, advierte de la importancia de no tirar los colchones a la calle, porque si tienen chinches, al huir éstos de la luz, saldrán y tratarán de refugiarse en otro lugar en el que poder habitar.
Hay que tener en cuenta que estos pequeños insectos pueden aguantar condiciones extremas.
“Un adulto en condiciones de laboratorio que tú le das todo lo que necesita sobrevive unos cuatro años, pero es que de esos cuatro años puede estar uno sin alimentarse”, comenta la profesora de la Facultad de Veterinaria de la Complutense.
Y es que los artrópodos tienen un mecanismo por el cual entran en diapausa, es decir, su desarrollo se detiene si las condiciones no son las adecuadas o no hay hospedadores. Cuando ya son favorables, empiezan a activarse de nuevo.
Los huevos que depositan también son “super resistentes”, por eso “es tan complicado controlarlos”, recalca Olmeda.
Cómo frenar la entrada de los molestos huéspedes en casa
La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) da una serie de instrucciones para tratar de prevenir que los chinches se hagan con nuestras casas. Y si llegan, recuerda la importancia de contar con profesionales y no utilizar insecticidas domésticos.
Al viajar, es aconsejable revisar de forma exhaustiva sábanas, almohadas y colchones y tratar de no dejar la maleta encima de la cama.
Desaconseja adquirir colchones o almohadas de segunda mano. Si se ha sufrido alguna picadura durante la noche, hay que comprobar si hay manchas de sangre en las sábanas y revisar la costura de los colchones.
Anecpla señala que los chinches y sus huevos pueden esconderse en cestos de ropa sucia por lo que se recomienda limpiarlos. Si hay sospecha de infestación, hay que lavar las prendas a 60 grados, tanto si están utilizadas como si no.