Las banderas de Dilia Leticia

Las banderas de Dilia Leticia

Las banderas de Dilia Leticia

Nassef Perdomo Cordero, abogado.

La pasada semana, Dilia Leticia Jorge Mera, viceministra Administrativa de la Presidencia, colgó en las redes sociales un mensaje de bienvenida a todos los ciudadanos y ciudadanas, en el que también celebra la libertad, la diversidad, el respeto, la tolerancia y la inclusión.

El mensaje estaba acompañado de la foto de las banderas, del tamaño de la palma de la mano, utilizada por la comunidad LGBT, que colocó en el dispensador de cinta pegante sobresu escritorio.

Pese a tratarse de una afirmación del deber constitucional y legal de todos los funcionarios públicos, la reacción de los sospechosos habituales no se hizo esperar, y Dilia Leticia fue objeto de una andanada de comentarios negativos en los que, incluso, se llegó a pedir su destitución. Por fortuna, y como señal, Sancho, de que avanzamos, la defensa de su gesto -aunque menos estridente- superó con creces las críticas.

Lo cierto es que lo discutido es sencillo: los miembros de la comunidad LGBT tienen tanto derecho como los demás al acceso a la administración pública. No hay forma de evitar esa conclusión y, por tanto, la posición expresada por Dilia Leticia es inatacable.

Otra cosa es la idea rocambolesca de que, al promover la inclusión de la comunidad LGBT, está promoviendo la homosexualidad.

Quien crea que la foto de una bandera puede cambiar la sexualidad de la gente debe reflexionar sobre si está siendo sincero consigo mismo en lugar de asumir que su temor es extensible a los demás.

La igualdad en derechos no es privilegio, y de la misma forma que abre las puertas a la comunidad LGBT, Dilia Leticia está obligada a hacerlo con todos los sectores del país: conservadores, liberales, progresistas, religiosos, agnósticos, ateos, todos. Pero su gesto es relevante porque resalta que esta obligación también beneficia a sectores tradicionalmente excluidos.

Resulta chocante que se considere transgresor proclamar lo que la Constitución ordena. Sobre todo, cuando los ataques revelan que muchos aman tanto la institucionalidad y los derechos que los quieren sólo para sí.

Por eso, es bueno que en este caso la viceministra haya puesto los puntos sobre las íes: ayuda a que nos enteremos de que la igualdad en derechos es para todos, toditos. Bravo, Dilia.



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