El PLD va a las elecciones haciendo un despliegue impresionante del aparataje de su fanfarria y parafernalia electoral, resultante del uso descarado y desvergonzadode los recursos del Estado.
Venden la cara de su candidato como un producto mercadológico, para lo cual invierten en afiches y en spots de radio y televisión todo el dinero que sea necesario. Hacen un uso descomunal de técnicas publicitarias y de propaganda sofisticadas para convertirse en los triunfadores del imaginario popular. Sumándole a esto la compra de votos, y el voto cautivo de los programas sociales clientelares.
Escogen una consigna con mensajes subliminales,que manipulan los deseos y sentimientos de las personas, tal y como lo hacen las empresas que presentan su producto de modo tal, que inducen a la población a su consumo.
Una contienda electoral donde hay mucho de todo, menos programa de gobierno y principios.En este terreno, el PLD no tiene nada que aportar al pueblo dominicano, porque su administración se ha caracterizado por una práctica anti nacional y anti popular, y de “siembra de varilla y cemento”, lo cual ha quedado evidenciado en sus gestiones gubernamentales.
Para las organizaciones y partidos minoritarios progresistas y de izquierda, es difícil competir con el gobierno en materia de parafernalia y mercadotecnia electoral. Son avasallantes, con todos los recursos del Estado a su disposición!
Sin embargo, poseen armas, que bien usadas los convierte en gigantes: Las ideas del futuro de la Patria y del pueblo olvidado; su programa de gobierno, cuyo objetivo principal es elevar la calidad de vida del pueblo dominicano;la defensa de nuestros recursos naturales; reivindicar a la niñez y a la ancianidad en estado de abandono; alfabetización integral; desarrollar el país de manera sostenible, tomando al ser humano como su principal capital y la defensa del ecosistema y los recursos naturales como portaestandartes;entre otras reivindicaciones por las cuales lucha a diario el pueblo dominicano.
La campaña electoral de los partidos alternativos, los que aspiran generar cambios estructurales en la sociedad, debe estar focalizada en la orientación del pueblo, lograr que este pueda apegarse al contenido de su programa y a los temas fundamentales que van a generar los cambios anhelados.
Las alianzas deben estar basadas en principios y en un programa común de gobierno.
Más temprano que tarde, los principios se impondrán a la fanfarria y a la parafernalia apabullante.
