Hugo López Morrobel
Las apuestas siempre han estado de “moda”, pero nunca como ahora, donde se juega hasta la “picá de ojo”, porque ha llegado hasta al ámbito político, con más énfasis en la lucha a muerte que libran partidarios de grupos contrarios dentro del mismo partido.
Los apostadores son profesionales que en la gran mayoría de los casos viven de esa actividad, aunque la mayoría termina sus días en la miseria absoluta o dándose un tiro, tras verse sin un centavo para resolver sus problemas más elementales.
En los últimos 20 años las casas de apuestas en el país han experimentado un crecimiento exponencial, de gente que cree que se hará multimillonario con unos pocos pesos.
Nada más distante de la verdad, dado que quien busca fortuna en esa actividad perece por necesidad.
Lo triste del caso es, que aquí el Estado es el principal protector de las bancas, las que proliferan como si fueran mangos ‘guerreros’ en sus buenos tiempos, cuando se “maroteaba” en lo que es hoy el sector de Mata Hambre.
Si bien es cierto que es difícil erradicar el juego, se debe hacer un mínimo esfuerzo para que desde el Estado no se incentive, porque a la larga los más perjudicados son los hombres y mujeres más vulnerables económicamente.
Y hablando de apuestas, un fanático de los Astros de Houston informó ayer que tiene previsto “invertir” 10 millones de dólares en favor de ese conjunto, al cual cree es amplio favorito para ganar la Serie Mundial.
¿Cuántos problemas sociales podría resolver este multimilonario con ese dinero, que es muy probable que lance por la borda?
