Las AFP: ¿pensión o ganancia?

Las AFP: ¿pensión o ganancia?

Las AFP: ¿pensión o ganancia?

Santo Domingo.-El tema de las administradoras de fondos de pensiones )AFP) ha sido puesto en la palestra pública a raíz de las protestas que se suscitan en Chile, país que en 1980 introdujo un sistema privado de pensiones basado en la capitalización individual de cada contribuyente como respuesta al fracasado sistema de reparto, también conocido como “pay as you go”.

En ese sistema las pensiones son otorgadas por el Estado, y se basan en el principio de que los más jóvenes con sus contribuciones impositivas pagarán las pensiones de los que van envejeciendo.

El modelo de pensiones de reparto se encontró con dos grandes inconvenientes: el primero fue que la edad de retiro se fue atrasando cada vez más, gracias a una nueva longevidad producto de las mejoras en la salud, donde quien antes estaba agotado para trabajar a los sesenta años de edad, ahora aún se ve activo a los sesenta y cinco; y donde mujeres alcanzan grados de igualdad que les permite la misma longevidad laboral que el hombre.

Por consiguiente, hoy en día se tienen que pagar pensiones por mucho más tiempo que lo que se había planificado, creando cargas fiscales cada vez más pesadas para el Estado.

El segundo inconveniente es que cada vez son más quienes envejecen y menos los jóvenes que ingresan al mercado laboral formal, producto de los cambios demográficos, y encima de eso, los Estados están cada vez más presionados por recursos fiscales, y los gobiernos cuentan cada vez con menos posibilidades de separar de sus presupuestos las partidas requeridas para las pensiones comprometidas.

Situación en Europa

Muchas de las grandes crisis económicas actuales desatadas en Europa, donde por largos años prevaleció el sistema de reparto, tienen sus orígenes en la deuda social de dichos Estados frente a la imposibilidad de cumplir con sus compromisos previsionales, y otros como el Brasil, se encuentran al borde del colapso precisamente por su incapacidad de dar respuesta a dicha deuda social.

En Chile recién se mezcló el otorgamiento de una pensión privilegiada por el gobierno a una exfuncionaria esposa de un diputado (el presidente de la Cámara de diputados chilena), similar a las que en nuestro país se otorgan a selectos artistas, periodistas y otros favorecidos por gobiernos, con un movimiento de opinión pública que encabeza un exdirector de una AFP, quien con fondos millonarios aportados por el Estado para la educación previsional, reclama mejores pensiones sin aportaciones, y volver a un sistema de reparto. Todo esto sin importar las consecuencias económicas de esta decisión, o las posibilidades de que en un mediano o largo plazo el Estado pueda cumplir con el pago de las pensiones.

Este argumento es muy afín a los sindicatos laborales de izquierda, quienes asumieron la cabeza de las protestas públicas en Chile.

Hasta ahora la respuesta del gobierno chileno ha sido realizar una serie de remodelaciones de diferentes escenarios, disponer la elevación en un plazo de diez años la tasa de cotización en cinco puntos porcentuales, destinados a un fondo común, de donde se sacarán recursos para pagar mejores pensiones, en una especie de pilar solidario de reparto paralelo.

Algo parecido a nuestro Pilar Solidario que todavía está pendiente instaurar. Aún está por verse la propuesta chilena en su versión final, sobre la cual se ha informado supondrá aportaciones por parte de los patronos, que se habrán de traducir eventualmente en parte de los aumentos de sueldos para los trabajadores.

Desafíos en el país

En República Dominicana el tema de los retos del sistema previsional chileno ha sido aprovechado para poner en escena nueva vez la rentabilidad de las administradoras de los fondos de pensiones (AFP) en el país, respondiendo a circunstancias financieras asociadas a una burbuja de alta rentabilidad que se presentó en años pasados y que ya hoy en día no está presente.

A estos se le han sumado voces aisladas, quienes anhelando un sueño trasnochado del pasado, o sus deseos de verse privilegiados con pensiones especiales, propugnan por un retorno en nuestro país al desacreditado sistema de reparto.

Sumidos en falacias y mitos urbanos, se esgrimen eslóganes como el de bajar las ganancias de las AFP de un treinta por ciento que cobran, lo cual se refiere a las posibilidades que tienen las AFP de cobrar hasta ese porcentaje bajo la condición de comisión complementaria cuando estas (las AFP) en sus funciones de gestores logran para sus ahorrantes un retorno en la cartera de inversiones por encima de la tasa promedió ponderada del Banco Central para un periodo de tiempo determinado.

Lo que nadie pudo prever cuando se legisló esta comisión era que venía una crisis bancaria que obligaría al Banco Central, en aras de mantener la estabilidad macroeconómica, pagar altas tasas de interés sobre sus títulos, y que afortunadamente desde hace varios años se vienen reduciendo paulatinamente.

En vez de propugnar por una revisión integral de la ley que dio origen a nuestro modelo, previo cumplimento de los compromisos que le corresponden al Estado y que aún están pendientes, como el caso de permitir inversiones en el extranjero, otorgar los bonos de reconocimiento a aquellos servidores públicos que cotizaron en el modelo estatal antes de pasar al privado, poner en vigor el pilar solidario, facilitar los aportes individuales voluntarios o establecer mecanismos prácticos para al incorporación de informales, mypmes y profesionales independientes.

Se ha querido concentrar la atención pública sobre el tema de las ganancias de las AFP evitando cuestionarnos si lo que queremos son mejores pensiones o no.

Un tema muy documentado en nuestro país es el nivel de elusión y evasión que mantienen algunos sectores respecto a la obligatoriedad de aportar su cuota junto a la de sus trabajadores.

A pesar de que en múltiples ocasiones y escenarios se ha solicitado el que se le dote a la Tesorería de la Seguridad Social de los mecanismos necesarios para la detección, persecución y sanción de este delito, las autoridades aun no han hecho nada.

Eso sí que no sucede en Chile, pero nadie acá lo quiere destacar, por conveniencia o ignorancia.

En el patio criollo hay voces que enfatizan el reclamo de los chilenos de que en su mercado haya mayor competencia y que a través de la misma se logren comisiones de las AFP más reducidas, ocultando que en dicho país se ha determinado elevar el porcentaje de cotizaciones, se crea la obligatoriedad de cotizar a todos los independientes y profesionales, y se impone una sola tasa de mortalidad reconociendo que a mayor tiempo de cotización ininterrumpido, mayores son las pensiones.

El otro punto de quienes esgrimen esos eslóganes en contra del sistema previsional de capitalización individual es el de la concentración de un cincuenta por ciento de sus ahorros en títulos del Banco Central y otro veinte por ciento en títulos del Ministerio de Hacienda, lo cual entienden es una alta concentración de dichos recursos en manos del Estado, en vez de estar contribuyendo al desarrollo, el empleo y el bienestar de los propios ahorrantes.

Quienes así se han expresado profesan o al menos explotan la ignorancia de quienes no conocen el desarrollo del mercado de capitales y la pirámide invertida de rendimiento riesgo que se impuso a raíz de la crisis bancaria de la década pasada.

Las AFP no crean oferta sino es el mercado de valores bajo la tutela de los reguladores previsionales y de mercados financieros, quienes determinan qué instrumentos y que bajo qué condiciones pueden las AFP invertir los ahorros.

Las instituciones evolucionan y maduran, y en el caso nuestro, por razones de política monetaria, los instrumentos alternos privados que existen en el mercado de valores sonaún son relativamente escasos, situación esta que viene mejorando año tras año, encontrándose el país en el camino correcto de reducción de tasas de interés oficiales y aumento de oferta de instrumentos alternos.

Se plantea un diálogo franco sobre tema

Corresponde al país sentarse en diálogo franco y posicionar qué nivel de pensiones queremos.

Las matemáticas, por medio de tablas dinámicas de tasa de reemplazo, dirán el nivel de aportaciones requeridas, en qué escenarios de rendimiento tienen que permanecer esas aportaciones, y bajo qué esquema de aportaciones ininterrumpidas es que podrán producirse dichas pensiones.

A partir de ahí nos corresponderá entre todos perfeccionar los mecanismos de gestión, exigir el cumplimento de las obligaciones del sector público y trabajar de pro de un sistema de pensiones que responda a nuestra expectativas racionales pre-definidas y no a bocinas propagandísticas, imbuidas en quién sabe qué intenciones, quienes en vez de buscar un mejoramiento colectivo prefieren pescar en río revuelto, donde desafortunadamente no se sabe si lo que persiguen es mayores pensiones o ganancias personales.



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