En los últimos dos días, la muerte ha dado un tremendo zarpazo a la crónica deportiva nacional, y por ende, al deporte en términos generales, dado que los periodistas que abrazan esa especialidad se convierten en los mejores aliados de los atletas.
La ida a destiempo del colega y amigo Hilario -Lalo-Gómez, deja un gran vacío al deporte de aficionados, en cuyo renglón se constituyó en una promotor y defensor de primer orden.
La muerte ha sido definida e interpretada de diversas maneras, para algunos grandes pensadores como Platón, es solo un evento temporal que no disminuye la fuerza de sus argumentos, ni llega a ser amarga y terrible como para ser incompatible con sus principios.
Según Hegel, la muerte se convierte en lo incomprensible e irreal, que adquiere vida propia fuera de lo que puede ser entendido por el discernimiento.
Otros grandes filósofos tienen definiciones distintas, pero todos coinciden en que es una realidad que el hombre no puede detener, porque como expresó Martin Heidegger, la muerte es el suceso esencial en la aventura del ser humano desde que nace.
Lalo Gómez nos dejó, pero s sus hechos nos siempre nos mantendrán vigilantes y conscientes de que a todos nos tocará, tarde o temprano, por que de ella nadie puede escapar.
Otra muerte que nos dejó atónito, fue el del colega y amigo Víctor Borromé, quien durante más de cuatro décadas ejerció el periodismo como corresponsal en La Romana.
*Por Lalo Gómez